/ lunes 19 de agosto de 2024

Diseña el amor con arreglos florales: Saidid Velásquez Ramírez

Saidid es una mujer que en poco tiempo se conviertió en una conocedora de la simbología de las flores, crea arreglos florales apoyada por dos auxiliares

Las flores, entre sus numerosos encantos, tienen la tarea de transmitir mensajes de amor. Dicen los amorosos que cada una tiene un significado especial, pero todas alegran el alma y confortan el corazón.

Él, hace más de 35 años comenzó a navegar en el mundo de las flores, era un comerciante de solo 22 años que traía flores de la ciudad de México y surtía a floristas, quienes las transformaban en diseños florales.

Nunca pensó que la vida lo llevaría por los caminos en donde las flores se manifiestan con amor, hasta que el destino lo enfrentó y Ella se convirtió en su cómplice.

La historia inicia con Fernando Islas Jardines, quien conoce a su amada que trabajaba en un banco y la convierte en su esposa el 30 de julio de 1994.

La pieza clave de esta historia es una mujer, y ella es Saidid Velásquez Ramírez, quien nació en el istmo de Tehuantepec, el 29 de enero de 1971. Hija de una pareja de profesores quienes, tras un cambio de escuela, siendo ella la mayor de la tribu de cuatro hermanos, llegan a vivir en Tapachula, Chiapas.

En esta tierra realiza sus estudios y cuando termina el bachillerato viaja a la ciudad de Oaxaca para convertirse en licenciada en Informática, pero al segundo año de universitaria, la crisis se estaciona en casa y debe abandonar sus estudios para apoyar a su familia.

Las prisas por conseguir un trabajo la conducen a Bancomer, en donde adquiere un cargo financiero. Conoce a Fernando Islas y se casan. Estando unidos, surge una unión comercial que los convierte en los mensajeros del amor más importante de Tapachula.

Sucedió que un día, Fernando estaba en busca de unas flores para regalarle a Saidid, y al no encontrarlas, como coincidencia, surge la invitación de un viaje con su ahijado a la ciudad de México. El ahijado era representante de una firma importante en flores, Visaflor, y el viaje a la ciudad de México era para tomar un curso de comercialización y Fernando ingresa al curso.

En ese curso, en donde todo giraba sobre el mercado de las flores, les cambia la vida. Regresa Fernando a Tapachula con un proyecto entre las manos, le cuenta la buena nueva a su esposa, le ofrece abrir una florería en donde ella se convirtiera en empresaria floral.

Saidid nada sabía de flores, pero mujer al fin que, tras renunciar a su trabajo, comenzó una nueva aventura, y el primer paso es viajar a la ciudad de México para prepararse, ingresa a una escuela de arte floral en donde pule su talento.

Mercadotecnia, finanzas, ventas y crear arreglos florales son los cursos intensivos que toma durante más de 30 días, en donde conoce invernaderos y el manejo de la flor, así como a la compañía internacional para enviar flores a todo el mundo (FTD), convirtiéndose en socia.


Saidid cuenta que no fue fácil, ni ella ni él eran comerciantes y en línea, apoyada por la secretaría de Economía, toma unos cursos para fortalecerse y el 16 de agosto de 1996 abren una floristería con el nombre de su hija: Katia.

Saidid es una mujer que en poco tiempo se convierte en una conocedora de la simbología de las flores, y trabaja, crea arreglos florales apoyada por dos auxiliares y el éxito fue tan rápido que le pide a su esposo que lo necesita en la florería de tiempo completo, que debe dejar los negocios con su padre, y como siempre le ha cumplido todo a Saidid, le pregunta - ¿Qué quieres?, ¿qué haré en la florería? - y su esposa le responde románticamente -quiero que seas el artista que confeccione los mejores arreglos florales-.

El resto, es trabajo, y todo los acontecimientos buenos y malos que produce arriesgarse a ser independiente, así como la difícil tarea de trabajar con materia prima delicada y perecedera.

Nada que Saidid Velásquez no pudiera manejar y Fernando, su esposo, comienza a ir a cursos, los mismos que su esposa había tomado, todo para fortalecer el equipo y posicionarse como la mejor floristería.

Hasta que Fernando Islas se convierte en el florista oficial de Katia, bajo la dirección de Saidid Velásquez, su esposa, quien se convierte en la imagen de la florería, atendiendo a clientes y supervisando como una directora profesional que cada confección sea de excelencia y presuma la mejor calidad.

Saidid tiene al mejor florista, que es su esposo, y su hija, que posee el nombre de la empresa, estudió la licenciatura en Derecho con Finanzas, habla perfectamente inglés que, al poco tiempo se sumó a esta empresa familiar, que hoy son los mensajeros del amor, llevan cariño y alegría en cada diseño.

Katia es el cerebro cibernético, mueve las redes, crea videos y lanza a todo el mundo la publicidad en redes sociales.

A través de 28 años han logrado sobrevivir a todas las crisis incluyendo la reciente pandemia, porque fabrican diseños florales, venden arte, llevan alegría y en muchas ocasiones reconcilian corazones y dan paz también a los que se van.

-Siempre ha sido difícil la vida comercial, pero como buena creyente en Dios, tengo fe en lo que hago y por supuesto, le tengo y pongo todo el amor al arte floral- me dice Saidid sonriente, satisfecha de su mejor trabajo.

Saidid se volvió una experta en el manejo de las flores, tanto que conoce el lenguaje clásico de las flores: rosas blancas, pureza; rojas son amor, las lilas manifiestan humildad, pero siempre, las flores han sido el arma para que los caballeros conquisten, sean perdonados o simplemente manifiesten su amor.

Por supuesto que el narciso es lógicamente la flor de la vanidad y el egoísmo y es sabia al decir que, regalar una orquídea antes de una fiesta y un ramo después para agradecer, es lo mejor que puede suceder, pero las flores del color que sean, siempre serán el vínculo que acerque más a dos personas.

Saidid Velásquez es una más de esas mujeres que hace 28 años, se atrevió a ser una mujer independiente, una dama valiente que se arriesgó teniendo solo confianza en sí misma, uniendo a su pequeña familia en un negocio noble que tiene la bendición que, cada trabajo, cada diseño, cada cliente, cada día, nunca es igual.

El negocio de las flores, el acto de regalar flores está lleno de significados, pero, trabajar entre flores, colocar una a una con cariño y deseos de impresionar, convierte a Saidid en una excelente vendedora que sabe ofrecer lo indicado, según la ocasión.

Nunca imaginó nuestra estelar de Diario del Sur que su vida sería vivirla en un jardín, diseñando arreglos florales y desde luego, estar a la vanguardia, porque los diseños van cambiando, como la moda, aunque el significado siga siendo el mismo. En cada temporada ingresa a cursos para actualizarse y seguir siendo la número uno en el mercado regional.

Saidid Velásquez Ramírez está casada con el mejor abogado y florista, tiene una hija con proyectos y todos los días no piensa en otra cosa más que en echar a volar su imaginación, en crear un diseño para el próximo cliente que pedirá lo mejor.

Hoy está de fiesta, porque celebra 28 años en el mercado, con tantas historias de amor, tantos mensajes y envíos, la convierten en una mujer feliz, una mujer exitosa que, sin el hombre que está detrás de ella, la historia de hoy no podría contarse con justicia.

morancarlos.escobar@gmail.com

Las flores, entre sus numerosos encantos, tienen la tarea de transmitir mensajes de amor. Dicen los amorosos que cada una tiene un significado especial, pero todas alegran el alma y confortan el corazón.

Él, hace más de 35 años comenzó a navegar en el mundo de las flores, era un comerciante de solo 22 años que traía flores de la ciudad de México y surtía a floristas, quienes las transformaban en diseños florales.

Nunca pensó que la vida lo llevaría por los caminos en donde las flores se manifiestan con amor, hasta que el destino lo enfrentó y Ella se convirtió en su cómplice.

La historia inicia con Fernando Islas Jardines, quien conoce a su amada que trabajaba en un banco y la convierte en su esposa el 30 de julio de 1994.

La pieza clave de esta historia es una mujer, y ella es Saidid Velásquez Ramírez, quien nació en el istmo de Tehuantepec, el 29 de enero de 1971. Hija de una pareja de profesores quienes, tras un cambio de escuela, siendo ella la mayor de la tribu de cuatro hermanos, llegan a vivir en Tapachula, Chiapas.

En esta tierra realiza sus estudios y cuando termina el bachillerato viaja a la ciudad de Oaxaca para convertirse en licenciada en Informática, pero al segundo año de universitaria, la crisis se estaciona en casa y debe abandonar sus estudios para apoyar a su familia.

Las prisas por conseguir un trabajo la conducen a Bancomer, en donde adquiere un cargo financiero. Conoce a Fernando Islas y se casan. Estando unidos, surge una unión comercial que los convierte en los mensajeros del amor más importante de Tapachula.

Sucedió que un día, Fernando estaba en busca de unas flores para regalarle a Saidid, y al no encontrarlas, como coincidencia, surge la invitación de un viaje con su ahijado a la ciudad de México. El ahijado era representante de una firma importante en flores, Visaflor, y el viaje a la ciudad de México era para tomar un curso de comercialización y Fernando ingresa al curso.

En ese curso, en donde todo giraba sobre el mercado de las flores, les cambia la vida. Regresa Fernando a Tapachula con un proyecto entre las manos, le cuenta la buena nueva a su esposa, le ofrece abrir una florería en donde ella se convirtiera en empresaria floral.

Saidid nada sabía de flores, pero mujer al fin que, tras renunciar a su trabajo, comenzó una nueva aventura, y el primer paso es viajar a la ciudad de México para prepararse, ingresa a una escuela de arte floral en donde pule su talento.

Mercadotecnia, finanzas, ventas y crear arreglos florales son los cursos intensivos que toma durante más de 30 días, en donde conoce invernaderos y el manejo de la flor, así como a la compañía internacional para enviar flores a todo el mundo (FTD), convirtiéndose en socia.


Saidid cuenta que no fue fácil, ni ella ni él eran comerciantes y en línea, apoyada por la secretaría de Economía, toma unos cursos para fortalecerse y el 16 de agosto de 1996 abren una floristería con el nombre de su hija: Katia.

Saidid es una mujer que en poco tiempo se convierte en una conocedora de la simbología de las flores, y trabaja, crea arreglos florales apoyada por dos auxiliares y el éxito fue tan rápido que le pide a su esposo que lo necesita en la florería de tiempo completo, que debe dejar los negocios con su padre, y como siempre le ha cumplido todo a Saidid, le pregunta - ¿Qué quieres?, ¿qué haré en la florería? - y su esposa le responde románticamente -quiero que seas el artista que confeccione los mejores arreglos florales-.

El resto, es trabajo, y todo los acontecimientos buenos y malos que produce arriesgarse a ser independiente, así como la difícil tarea de trabajar con materia prima delicada y perecedera.

Nada que Saidid Velásquez no pudiera manejar y Fernando, su esposo, comienza a ir a cursos, los mismos que su esposa había tomado, todo para fortalecer el equipo y posicionarse como la mejor floristería.

Hasta que Fernando Islas se convierte en el florista oficial de Katia, bajo la dirección de Saidid Velásquez, su esposa, quien se convierte en la imagen de la florería, atendiendo a clientes y supervisando como una directora profesional que cada confección sea de excelencia y presuma la mejor calidad.

Saidid tiene al mejor florista, que es su esposo, y su hija, que posee el nombre de la empresa, estudió la licenciatura en Derecho con Finanzas, habla perfectamente inglés que, al poco tiempo se sumó a esta empresa familiar, que hoy son los mensajeros del amor, llevan cariño y alegría en cada diseño.

Katia es el cerebro cibernético, mueve las redes, crea videos y lanza a todo el mundo la publicidad en redes sociales.

A través de 28 años han logrado sobrevivir a todas las crisis incluyendo la reciente pandemia, porque fabrican diseños florales, venden arte, llevan alegría y en muchas ocasiones reconcilian corazones y dan paz también a los que se van.

-Siempre ha sido difícil la vida comercial, pero como buena creyente en Dios, tengo fe en lo que hago y por supuesto, le tengo y pongo todo el amor al arte floral- me dice Saidid sonriente, satisfecha de su mejor trabajo.

Saidid se volvió una experta en el manejo de las flores, tanto que conoce el lenguaje clásico de las flores: rosas blancas, pureza; rojas son amor, las lilas manifiestan humildad, pero siempre, las flores han sido el arma para que los caballeros conquisten, sean perdonados o simplemente manifiesten su amor.

Por supuesto que el narciso es lógicamente la flor de la vanidad y el egoísmo y es sabia al decir que, regalar una orquídea antes de una fiesta y un ramo después para agradecer, es lo mejor que puede suceder, pero las flores del color que sean, siempre serán el vínculo que acerque más a dos personas.

Saidid Velásquez es una más de esas mujeres que hace 28 años, se atrevió a ser una mujer independiente, una dama valiente que se arriesgó teniendo solo confianza en sí misma, uniendo a su pequeña familia en un negocio noble que tiene la bendición que, cada trabajo, cada diseño, cada cliente, cada día, nunca es igual.

El negocio de las flores, el acto de regalar flores está lleno de significados, pero, trabajar entre flores, colocar una a una con cariño y deseos de impresionar, convierte a Saidid en una excelente vendedora que sabe ofrecer lo indicado, según la ocasión.

Nunca imaginó nuestra estelar de Diario del Sur que su vida sería vivirla en un jardín, diseñando arreglos florales y desde luego, estar a la vanguardia, porque los diseños van cambiando, como la moda, aunque el significado siga siendo el mismo. En cada temporada ingresa a cursos para actualizarse y seguir siendo la número uno en el mercado regional.

Saidid Velásquez Ramírez está casada con el mejor abogado y florista, tiene una hija con proyectos y todos los días no piensa en otra cosa más que en echar a volar su imaginación, en crear un diseño para el próximo cliente que pedirá lo mejor.

Hoy está de fiesta, porque celebra 28 años en el mercado, con tantas historias de amor, tantos mensajes y envíos, la convierten en una mujer feliz, una mujer exitosa que, sin el hombre que está detrás de ella, la historia de hoy no podría contarse con justicia.

morancarlos.escobar@gmail.com

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