Ricardo lleva poco menos de 40 años con la venta de palmas que prepara para el tradicional Domingo de Ramos, habla que esto lo ve como parte de su vida, pues su madre desde que él era un niño hacía lo mismo, buscar la materia prima para darle forma en los ramos y ofrecerlos afuera de los templos católicos y así cumplir con la tradición, afirma.
Asegura que ya es poco lo que mueven para esta celebración que se remonta a los años bíblicos de la entrada de Jesús a Jerusalén, familias enteras se dedicaban a la venta de los ramos y palmas, pero al paso de los años fue disminuyendo hasta ser apenas un par de familias, incluyendo la de él, quienes llegan desde las 5 de la mañana del domingo a ofrecer sus artículos para la celebración que marca el inicio de la Semana Santa.
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Con un costo que va de los 15 a 20 pesos según tamaños y formas, los ramos son parte de un rito que, según Ricardo, está en una ruta crítica, los jóvenes cada vez son menos allegados a estar en sintonía con la Iglesia, sus preceptos, tradiciones y actividades van caducando y con ello el trabajo de varias familias peligra para el futuro próximo, asegura.
Originario de Puerto Madero, Ricardo, su hermana y demás familia, buscan en la montaña a poco más de 3 horas de su casa, las palmas entre caminos y potreros, un trabajo que inicia desde el jueves y se prolonga hasta la tarde del domingo, asegura que es un gusto seguir con el legado de su madre, al igual que es muy gratificante darle vida a la tradición del Domingo de Ramos en Tapachula.
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