Los albergues para migrantes Diocesano Belén, ubicado al norte oriente y Jesús El Buen Pastor, en el sur poniente de Tapachula, están rebasados en su capacidad para brindar alimento y alojo a la población que ha decidido abandonar sus países en la búsqueda de una mejor calidad de vida y que ahora se topan con otra realidad al enfrentar actos de persecución de la propia autoridad, discriminación, falta de un techo y alimento.
En entrevista al sacerdote César Cañaveral, director del albergue Belén y responsable de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Tapachula manifestó, que específicamente en el albergue Belén, se ha triplicado su capacidad ante la llegada masiva de migrantes haitianos como de otras nacionalidades, y aunque la población caribeña parece haber disminuido, a “modo hormiga” solos o en familia, siguen llegando tras ingresar por la frontera Guatemala-Suchiate, además de los que están siendo deportados y trasladados aquí desde el Norte del país y abandonados en esta franja fronteriza.
Expuso, que la comida se ha llegado a escasear porque se está atendiendo a más de 400 migrantes en su mayoría haitianos que buscan apoyo con menores así como embarazadas, aunado a ello el que en los alrededores del inmueble hay otro grupo numeroso buscando una oportunidad para ingresar al albergue.
“En los últimos días, la población haitiana ha regresado con mayor fuerza y ahora se han quedado en la intemperie, esta población no afecta a los tapachultecos, porque son unidos y no se dedican a delinquir. Hoy lo único que buscan es tener un techo y alimento, para lo cual nosotros estamos haciendo un esfuerzo grande pero nos estamos quedando sin comida porque subsistimos de la caridad, los gobiernos jamás nos apoyan”, aseveró.
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Dijo que son casi 30 mujeres haitianas entre las que hay algunas embarazadas y son canalizadas al Distrito de Salud VII para que les otorguen un seguimiento o atención médica, sin embargo ese es el único apoyo recibido mientras el ayuntamiento, gobierno estatal y federal, se han hecho de la vista gorda en ayudarles.
Asimismo lamentó que exista un número considerable de personas migrantes que mendiguen en situación de calle, deambulen con niños o estén embarazadas sin algún techo para resguardarse de las intensas lluvias y el sol que está golpeando en esta época de otoño.
Finalmente dijo que como iglesia católica, seguirán ayudando en el tema de alimentación y en todo lo que se pueda pues hay una preocupación del señor obispo Jaime Calderón, así como de los sacerdotes de la diócesis en no dejar de atender a los hermanos migrantes quienes han salido de su país por condiciones de pobreza extrema, violencia excesiva y no por gusto.
Diario del Sur acudió al albergue Jesús El Buen Pastor, a cargo de Olga Sánchez Cordero, un joven que se identificó como Jonathan “N” y que se encontraban afuera del recinto indicó que si bien a este lugar llegan en menos cantidad de los migrantes que recién ingresan a la ciudad, también está lleno.
Indicó que si bien muchos migrantes ya se han ido de Tapachula, muchos otros llegan, señalando que en dicho recinto hay centroamericanos, cubanos y haitianos, donde se les da alojo y alimento pero han observado las peripecias que hacen los encargados para hacer rendir el alimento pues cada día llega mujeres con niños, familias completas y hombres solos, sin precisar cuántos hay específicamente.