Ante la falta de clases y la necesidad de ayudar a sus padres a mantener la casa durante la pandemia, un joven estudiante de la Preparatoria Número 1 ahora se dedica a vender chicles en las calles de Tapachula.
Gerardo Vázquez Hernández, estudiante de tercer semestre, mencionó que esta actividad la realiza para no estar de ocioso pero también por la necesidad de generar un ingreso para los gastos cotidianos y llevar un sustento para su familia.
Gerardo tiene 17 y la cuarentena lo orilló a tomar esta decisión e invertir cerca de 600 pesos para empezar en este negocio, que habitualmente en la zona es realizado por niños, jóvenes y mujeres migrantes de los países del Triángulo Norte de Centroamérica quienes encuentran en esto, una forma de sobrevivencia.
El tapachulteco narró, que con el dinero invertido pudo comprar dulces, chicles, cigarros y afortunadamente gana un poco de ingresos para sus gastos, así como para el pago de la inscripción de su escuela, “porque aunque estamos en cuarentena se debe pagar”, dijo.
“La situación económica de todos está complicada por lo que están pasando con esta enfermedad que tiene muchos contagiados y muertos y se tiene que ayudar a los papás a superar este momento difícil”, expresó.
Como cualquier joven de su edad, Gerardo cuenta que no fue sencillo tomar la decisión “al principio sentía mucha pena salir a las calles con el cangurito, porque me podían ver mis conocidos, pero con el paso de los días agarré confianza e hice varios amigos vendedores ambulantes que me animaron a seguir trabajando”.
Detalló que esta actividad la empieza a realizar a las 8 de la mañana y termina alrededor de las 14 horas, ya que es el tiempo que pasaría en la escuela si hubiera clases presenciales, con esto le basta para sacar una ganancia que le permite ayudar al sustento familiar.
Reveló, que sus papás tienen una cafetería a quienes ayudaba, pero que cerraron por las medidas sanitarias por la presencia del coronavirus y se les está complicando su reapertura, por lo que con sus ingresos puede ayudar a la economía de su casa pues sus padres no han podido reabrir su negocio.
De acuerdo con datos difundidos por el INEGI en 2019 en México hay 15 millones de jóvenes de entre (15-30 años) que trabajan, de los cuales el 59.5 % de ellos, casi 9 millones, labora en el sector informal mientras que el 44.3 por ciento de los jóvenes en edad laboral viven en situación de pobreza