TUXTLA GUTIÉRREZ. El pasado 1 de enero, a Claudia Lobatón, reportera de un conocido canal de noticias local, le informaron que su compañero camarógrafo, Ernesto Morales Lira, acababa de morir víctima del Covid-19.
Morales Lira estuvo dos semanas internado en un centro médico por síntomas graves de Covid-19, pero su salud empeoró, por lo que tuvo que ser trasladado a la Clínica de Atención Respiratoria Covid-19 “Poliforum” en la capital del estado, en donde fue intubado el 31 de diciembre de 2020 a las 23:00 horas. Sin embargo, ya nada se pudo hacer, pues el coronavirus cobró la vida de Ernesto al día siguiente a las 7:30 horas.
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Aseguraba que Neto, como ella y sus demás compañeros solían llamarle, se recuperaría; pues pensaba, luego de que saliera del hospital, preguntarle sobre su experiencia en una clínica covid. “Cuando se recupere le voy a preguntar como es el pabellón, como lo trataron, yo pensando en el trabajo, pero pues nunca salió”.
Lamentó que la enfermedad pandémica del virus SARS CoV 2, no permita que los fallecidos no puedan despedirse con los rituales de la costumbre de sus seres queridos muertos, como los velorios y las visitas a los familiares. Con la pandemia no puedes despedirte de ellos, me costó mucho aceptar su muerte. Fue tan rápido. Todo el ritual que tenemos no se pudo hacer. Me despedí de sus cenizas, que estaba en una cajita y su foto a lado”; relató.
Para Claudia, Neto era una persona comprometida con su trabajo, pues siempre llegaba preparado para todo. En las bolsas del chaleco color azul de la empresa y en su cangurera, portaba un cable de repuesto, pilas para el micrófono, hasta lapiceros por si a ella o a otra compañera le hacía falta para tomar notas de los hechos.
“Siempre dicen en los trabajos ‘nadie es indispensable’ pero Neto era indispensable. Te lo puedo asegurar porque él siempre estaba dispuesto a enfrentamientos, gaseadas y balaceras”; recordó. Para este día de muertos que se aproxima, Claudia Lobatón aún no está segura si pondrá su foto en el altar de muertos, si lo hace, su pequeño hijo de edad preescolar sabrá que Neto, a quien le decía tío, sabrá que ya no está en este mundo e inevitablemente sufrirá.
“Mientra yo redactaba mis notas, Neto cuidaba a mi hijo, desde que era un bebé. Si ve su foto en el altar me va a preguntar, por qué esta su foto ahí, porque ya sabe que las fotos en el altar son de personas que ya murieron y aún no estoy preparada para tener una conversación con él”; expresó.