/ martes 5 de noviembre de 2024

Familia ecuatoriana avanza en bicicleta en la caravana migrante

El destino final de Yésica y su familia aún es incierto. Aunque anhelan llegar a los Estados Unidos, saben que dependerán de las autoridades

Yésica Tamayo, una joven madre ecuatoriana, emprendió una travesía con su familia para escapar de la violencia en su país, luego del asesinato de su tío a manos de la delincuencia que controla la situación en su nación.

La familia decidió huir en busca de un futuro seguro para sus hijos. Con un bebé de diez meses y su hija mayor, Yésica y su esposo esperan llegar al centro de México en bicicleta y, si es posible, continuar hasta los Estados Unidos.

“Las bicicletas las compramos con mi esposo en Tapachula por tres mil pesos para no caminar tanto en la caravana, ya que buscamos un modo menos agotador para los niños, así como para nosotros”, expresó.

Yésica avanza con su hijo más pequeño, quien va en una cangurera pegada a su pecho. Su esposo, en otra bicicleta, lleva a su hija mayor, con la esperanza de que este esfuerzo físico reduzca el cansancio del camino para sus hijos.

Para la familia, la bicicleta se ha convertido en una herramienta indispensable en su viaje al centro del país y, de ser posible, a los Estados Unidos, con el objetivo de darle una mejor vida a sus hijos.

“Así como nosotros, hay otros migrantes que también avanzan en bicicleta, que aunque el esfuerzo es intenso, el medio de transporte nos permite recorrer kilómetros que a pie serían agotadores, especialmente para mis hijos”, abundó.

Yésica confiesa que cada kilómetro es un reto físico y complicado, pero el sueño de ofrecerles a sus hijos una mejor calidad de vida es más grande que cualquier obstáculo.

A pesar del temor, la mujer y su familia avanzan junto a cientos de familias migrantes que caminan por la carretera Costera de Chiapas en caravana, con destino al centro del país.

“Sentimos miedo, pero no tenemos otra opción. Seguimos con mi esposo y mis hijos en este camino que decidimos tomar desde que salimos de Ecuador”, señaló Yésica, con la esperanza de un futuro mejor para su familia.

Yésica avanza con su hijo más pequeño, quien va en una cangurera pegada a su pecho. Su esposo, en otra bicicleta / Foto: Alejandro Gómez / Diario del Sur

El destino final de Yésica y su familia aún es incierto. Aunque anhelan llegar a los Estados Unidos, saben que dependerán de las autoridades y de las oportunidades que se presenten en la travesía que iniciaron hoy.

Yésica Tamayo, una joven madre ecuatoriana, emprendió una travesía con su familia para escapar de la violencia en su país, luego del asesinato de su tío a manos de la delincuencia que controla la situación en su nación.

La familia decidió huir en busca de un futuro seguro para sus hijos. Con un bebé de diez meses y su hija mayor, Yésica y su esposo esperan llegar al centro de México en bicicleta y, si es posible, continuar hasta los Estados Unidos.

“Las bicicletas las compramos con mi esposo en Tapachula por tres mil pesos para no caminar tanto en la caravana, ya que buscamos un modo menos agotador para los niños, así como para nosotros”, expresó.

Yésica avanza con su hijo más pequeño, quien va en una cangurera pegada a su pecho. Su esposo, en otra bicicleta, lleva a su hija mayor, con la esperanza de que este esfuerzo físico reduzca el cansancio del camino para sus hijos.

Para la familia, la bicicleta se ha convertido en una herramienta indispensable en su viaje al centro del país y, de ser posible, a los Estados Unidos, con el objetivo de darle una mejor vida a sus hijos.

“Así como nosotros, hay otros migrantes que también avanzan en bicicleta, que aunque el esfuerzo es intenso, el medio de transporte nos permite recorrer kilómetros que a pie serían agotadores, especialmente para mis hijos”, abundó.

Yésica confiesa que cada kilómetro es un reto físico y complicado, pero el sueño de ofrecerles a sus hijos una mejor calidad de vida es más grande que cualquier obstáculo.

A pesar del temor, la mujer y su familia avanzan junto a cientos de familias migrantes que caminan por la carretera Costera de Chiapas en caravana, con destino al centro del país.

“Sentimos miedo, pero no tenemos otra opción. Seguimos con mi esposo y mis hijos en este camino que decidimos tomar desde que salimos de Ecuador”, señaló Yésica, con la esperanza de un futuro mejor para su familia.

Yésica avanza con su hijo más pequeño, quien va en una cangurera pegada a su pecho. Su esposo, en otra bicicleta / Foto: Alejandro Gómez / Diario del Sur

El destino final de Yésica y su familia aún es incierto. Aunque anhelan llegar a los Estados Unidos, saben que dependerán de las autoridades y de las oportunidades que se presenten en la travesía que iniciaron hoy.

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