/ lunes 6 de junio de 2022

Fincas cafetaleras dejaron de ser fuente de empleo en Motozintla y Tuzantán

Finca Lubeca de Motozintla pasó a ser un ejido, 230 hectáreas fueron adjudicadas tras adeudos de propietarios

Dos importantes fincas de café que en los años noventas fueron una gran fuente de empleos en la zona sierra de los municipios de Motozintla y Tuzantán, incluso una de ellas llegó a tener más de mil 200 jornaleros en temporada de corte del grano aromático, hoy han dejado de ser el sostén de miles de familias.

En este sentido, Antonio N dio a conocer que él fue uno de los caporales que laboró en la llamada finca Lubeca, la cual comprende de un total de 230 hectáreas en las que por más de 200 años se ha cultivado café y que el ultimo dueño fue el alemán Bernardo Polhenz Schmidh, con quien en 1990 comenzó un conflicto tras una demanda laboral por adeudos con treinta jornaleros que tenían el control de los trabajos de tapisca de café y limpieza de los mismos cafetales.

Asimismo, aseguró que en esos años apareció un grupo de gente que buscaba apoderarse de estas tierras y por eso permaneció en conflicto entre los trabajadores y el grupo que llegó de diferentes municipios de Chiapas, incluyendo la Costa y los Altos, lo que llevó a enfrentamientos que cobraron vidas por la disputa de estos cafetales, por ello, tuvieron que pedir a los gobiernos de Julio Cesar Ruiz Ferro y Roberto Albores Guillén, la presencia de un grupo de ese entonces Seguridad Pública del Estado (SPE), para que intervinieran y así frenar las confrontaciones a punta de pistola y machete.


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El ex trabajador de esta finca señaló que para poderse quedar con las tierras por falta de pagos que tenía el dueño tuvieron que demandar ante la Oficialía de Conciliación y Arbitraje en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez y de esa manera los treinta trabajadores lograron quedarse con 180 hectáreas repartidas y las otras cincuenta se las adjudicó el grupo invasor, por lo que hoy ambos trabajan las tierras que además pasaron a ser parte del ejido que lleva el mismo nombre: Lubeca.

“Para poder lograr quedarnos con estas tierras y que para nosotros fue por la vía legal, tuvimos que pasar tribulaciones por el conflicto y desde 1997 las tierras están en posición, pero después de 1990 este sector tristemente dejó de ser fuente de empleo debido a la caída de la producción de café”, señaló.

Las fincas llegaron a tener más de mil empleados en temporada de cosecha / Foto: Amílcar García | Diario del Sur

Asimismo, el señor Antonio N, indicó que ante la caída de producción de café sus hijos tuvieron que emigrar de esta zona, ya que no hubo fuente de empleo y el gobierno los abandonó, por lo que hoy con la poca cosecha son los dueños quienes la rescatan para poder sobrevivir pues los ingresos son pocos.

Por otro lado, apuntó que en esta comunidad el gobierno tuvo que retirar la clave y a los maestros de la única escuela construida debido que los niños fueron retirados a ciudades en la costa.

Santa Amalia, entre el matorral

Por otro lado, la finca Santa Amalia que ocupa 200 hectáreas en el municipio de Tuzantán, fue otro punto donde durante la cosecha de café ocupaban hasta mil 200 jornaleros provenientes de aldeas del vecino país de Guatemala, así como de zonas del municipio de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Jorge Hernández Vázquez, comentó que él desde la edad de siete años comenzó a trabajar en esta finca con sus padres, creció bajo las matas de café y casi siempre el menú era el frijol y arroz, ya que no había con quien pedir o que les cambiara la alimentación, puesto que el dueño de estas tierras, el señor Jaime Fernández Armendáriz, radicaba fuera de Chiapas y solo tenía a sus administradores.

Las maquinarias aún funcionan pero se dejaron de usar hace mucho / Foto: Amílcar García | Diario del Sur

Apuntó, que desde hace más de 5 años estas tierras prácticamente están en el abandono, perdidas entre los matorrales y hoy ya se ve la presencia de un grupo de personas con las que él no tiene contacto pero se han apoderado de la cosecha, pues los herederos de esta finca ya no pagan a ningún jornalero.

Asimismo, dijo que es una tristeza la manera que esta propiedad ha quedado en el olvido y también como en otras fincas, ha dejado de ser fuente de empleos por lo que no les queda de otra que solo mirar las maquinarias de despulpadoras, secadoras y lavado de café, las cuales aún funcionan, además también aún está en pie la estructura de las galeras donde se quedaban los jornaleros y las oficinas de los administradores, siendo el ultimo Gregorio Juárez.

Dos importantes fincas de café que en los años noventas fueron una gran fuente de empleos en la zona sierra de los municipios de Motozintla y Tuzantán, incluso una de ellas llegó a tener más de mil 200 jornaleros en temporada de corte del grano aromático, hoy han dejado de ser el sostén de miles de familias.

En este sentido, Antonio N dio a conocer que él fue uno de los caporales que laboró en la llamada finca Lubeca, la cual comprende de un total de 230 hectáreas en las que por más de 200 años se ha cultivado café y que el ultimo dueño fue el alemán Bernardo Polhenz Schmidh, con quien en 1990 comenzó un conflicto tras una demanda laboral por adeudos con treinta jornaleros que tenían el control de los trabajos de tapisca de café y limpieza de los mismos cafetales.

Asimismo, aseguró que en esos años apareció un grupo de gente que buscaba apoderarse de estas tierras y por eso permaneció en conflicto entre los trabajadores y el grupo que llegó de diferentes municipios de Chiapas, incluyendo la Costa y los Altos, lo que llevó a enfrentamientos que cobraron vidas por la disputa de estos cafetales, por ello, tuvieron que pedir a los gobiernos de Julio Cesar Ruiz Ferro y Roberto Albores Guillén, la presencia de un grupo de ese entonces Seguridad Pública del Estado (SPE), para que intervinieran y así frenar las confrontaciones a punta de pistola y machete.


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El ex trabajador de esta finca señaló que para poderse quedar con las tierras por falta de pagos que tenía el dueño tuvieron que demandar ante la Oficialía de Conciliación y Arbitraje en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez y de esa manera los treinta trabajadores lograron quedarse con 180 hectáreas repartidas y las otras cincuenta se las adjudicó el grupo invasor, por lo que hoy ambos trabajan las tierras que además pasaron a ser parte del ejido que lleva el mismo nombre: Lubeca.

“Para poder lograr quedarnos con estas tierras y que para nosotros fue por la vía legal, tuvimos que pasar tribulaciones por el conflicto y desde 1997 las tierras están en posición, pero después de 1990 este sector tristemente dejó de ser fuente de empleo debido a la caída de la producción de café”, señaló.

Las fincas llegaron a tener más de mil empleados en temporada de cosecha / Foto: Amílcar García | Diario del Sur

Asimismo, el señor Antonio N, indicó que ante la caída de producción de café sus hijos tuvieron que emigrar de esta zona, ya que no hubo fuente de empleo y el gobierno los abandonó, por lo que hoy con la poca cosecha son los dueños quienes la rescatan para poder sobrevivir pues los ingresos son pocos.

Por otro lado, apuntó que en esta comunidad el gobierno tuvo que retirar la clave y a los maestros de la única escuela construida debido que los niños fueron retirados a ciudades en la costa.

Santa Amalia, entre el matorral

Por otro lado, la finca Santa Amalia que ocupa 200 hectáreas en el municipio de Tuzantán, fue otro punto donde durante la cosecha de café ocupaban hasta mil 200 jornaleros provenientes de aldeas del vecino país de Guatemala, así como de zonas del municipio de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Jorge Hernández Vázquez, comentó que él desde la edad de siete años comenzó a trabajar en esta finca con sus padres, creció bajo las matas de café y casi siempre el menú era el frijol y arroz, ya que no había con quien pedir o que les cambiara la alimentación, puesto que el dueño de estas tierras, el señor Jaime Fernández Armendáriz, radicaba fuera de Chiapas y solo tenía a sus administradores.

Las maquinarias aún funcionan pero se dejaron de usar hace mucho / Foto: Amílcar García | Diario del Sur

Apuntó, que desde hace más de 5 años estas tierras prácticamente están en el abandono, perdidas entre los matorrales y hoy ya se ve la presencia de un grupo de personas con las que él no tiene contacto pero se han apoderado de la cosecha, pues los herederos de esta finca ya no pagan a ningún jornalero.

Asimismo, dijo que es una tristeza la manera que esta propiedad ha quedado en el olvido y también como en otras fincas, ha dejado de ser fuente de empleos por lo que no les queda de otra que solo mirar las maquinarias de despulpadoras, secadoras y lavado de café, las cuales aún funcionan, además también aún está en pie la estructura de las galeras donde se quedaban los jornaleros y las oficinas de los administradores, siendo el ultimo Gregorio Juárez.

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