En su mensaje dominical el obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón, externó su preocupación ante los tiempos difíciles que se viven en el Soconusco, Chiapas y México ante la ola de violencia que ha quebrantado la paz y armonía entre las familias.
De manera enérgica, llamó a los gobernantes en sus diversos niveles, en primer lugar a garantizar la paz y el bienestar de las familias y sectores sociales, y si no lo pueden hacer, deberían renunciar en lugar de utilizar demagogias para encubrir sus incapacidades.
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Asimismo, dijo que a la sociedad civil responsable le corresponde tener un conocimiento objetivo de la realidad, la responsabilidad social y el sentido y compromiso con la justicia social, y a esta tarea se han de unir todos los esfuerzos de la acción pastoral, privilegiado la tarea educativa en la familia y en la comunidad.
Reconoció que la educación para la paz implica por una parte difundir pensamientos de paz, fomentar sentimientos de paz, impulsar gestos de paz, promover un lenguaje de paz, poner los medios de comunicación al servicio de la paz, educar para la legalidad y aprender de la historia.
Señaló qué la construcción de la paz exige por otra parte, acciones que sigan una justa concepción del desarrollo humano integral y una decida voluntad de actuar a todos los planos de la vida para lograrlo.
Indicó que construir la paz exige, además, el respeto a la dignidad de todas las personas y de los pueblos, por lo que los derechos humanos han de ser respetados en las relaciones de todos con todos como expresión de justicia y de fraternidad.
"Como lo hemos expresado reiteradamente, para construir la paz el pueblo mexicano debe recorrer el camino de la reconciliación social d poniendo formas de relación destructiva y asumiendo formas constructivas, reparar el pasado, edificar el presente y preparar el futuro.
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