Los famosos "gritones" son un elemento imprescindible en la Expo Feria Tapachula y es que con sus tradicionales frases llaman la atención de niños, jóvenes y adultos que acuden al recinto.
“Le damos uno, no, mejor dos. A ver ¿quién los quiere?, ¿Cuántos quiere?, bueno, llévatelos, dale uno a la joven. Vamos a rematarlos, deme 300, levante la mano, 300 a la una, 300 a las dos”, son las frases de los “gritones" con las que ofrecen sus productos como cobertores, cobijas, almohadas, toallas y trastes de cocina.
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Los gritones usan ropa cómoda, tienen un micrófono pegado a la boca para ofertar su mercancía, y hablan hasta seis horas o más seguidas en un solo día para rematar sus productos.
Desde hace 30 años, Jaime López se dedica como comerciante y "gritón", ya que este oficio ha pasado de generación en generación, por lo que él forma parte de la tercera en su familia.
Dijo que para poder dedicarse a este oficio tuvo que aprender a hablar rápidamente, con volumen alto y saber despachar, ya que esta es la forma que presenta y caracteriza a los famosos "gritones"
Explicó que este tono y forma de ofertar los productos se adquiere con el tiempo, no hay escuela, ni una línea, cada uno de ellos aprende de forma natural, pero para saber hablar hay que tener talento.
Indicó que es originario del Tlaxcala y por lo regular se la pasan trabajando de feria en feria por toda la República Mexicana. Su día comienza a las 7 de la mañana descargando la mercancía para posteriormente acomodarla.
Detalló que como a las 9 de la noche es cuando comienzan a echar el grito y terminan hasta la 1 de la mañana, regularmente son varios los que gritan, por lo que se van turnando cada hora.
Subrayó que de las cosas que más se vende son los paquetes chicos por lo accesible al bolsillo, ya que debido a la difícil situación económica muchas de las personas prefieren esos productos.
Contó que es bien sabido que la mayoría de la gente se espera los últimos días de la feria para aprovechar los descuentos, respecto a esto, Jaime remarcó, que las rebajas van de un 10 hasta un 50 por ciento de descuento para esos días y depende mucho de la mercancía.
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“A veces sobra mucha mercancía y ya no cabe, entonces el patrón pues da la orden de dar más barato, para igual no regresarla. Hay cosas que se pueden dar más baratas y hay otras que ya no se pueden”, acotó.