Para el Centro de Dignificación Humana AC que representa Luis García Villagrán en la frontera sur de México existe una población de 35 mil migrantes varados, a la espera de ser atendidos por el Instituto Nacional de Migración y la Comisión mexicana de ayuda a refugiados, instancias que siguen siendo apáticas e insensibles y lo que demuestran es que preparan una deportación masiva.
En entrevista señaló, que en Tapachula existen colonias completas de personas originarias de Haití, quienes están huyendo de su país por el estallido social existente donde su vida corre grave peligro, sin embargo, su proceso de refugio sigue siendo demasiado lento y tardío.
Lo que están preparando las autoridades migratorias, es encajuelar a la gente junto a los procesos para después retórnalos a su país.Luis García Villagrán, Representante de la asociación civil Dignificación Humana
Estimó, que podrían ser unos 5mil haitianos que se encuentran en esta ciudad, que esperan se cumplan los procesos formales de acuerdo a la ley, sin embargo, en el INAMI y la COMAR que operan confabulados sigue imperando la apatía, y demás abusos.
“La COMAR no les quiere reconocer su calidad de refugiados cuando hay un estallido social en Haití, están jugando con la gente para después hacer una deportación masiva hacia su país en conflicto de donde están huyendo por están en riesgo su vida”, expresó.
Consideró, que México debe dar un nuevo cauce a su política migratoria, toda vez que los flujos de extranjeros no van a detenerse y aclararon que “los migrantes no representan un peligro ni para los Estados Unidos ni para nuestro país”.
Advirtió, que los flujos de personas que llegan de Centroamérica, África, Haití y otras naciones por la frontera sur, cruzando a territorio mexicano por el río Suchiate y caminos de extravío prevalece, aunque se da en grupos pequeños.
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Criticó, la militarización de la frontera sur para frenar los flujos migratorios, tanto que miles de extranjeros permanecen varados desde hace meses en esta región y no encuentran soluciones a sus peticiones de regularización.
Esto lo que ha provocado es que cambien las rutas del cruce hacia los Estados Unidos por lugares más inseguros y a la vez enriquecer a las bandas de “polleros” que los trasladan, además de la corrupción de las autoridades migratorias para “gestionar” documentos.
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