Una noche a finales de 2018, Jorge se escapó del Hospital General de Tapachula tras recibir la noticia que le amputaron la pierna y al día siguiente que llegó de Tepeaca, Puebla, ya sin recursos, porque si bien con 30 años de taxista tenía una concesión, la tuvo que vender por una operación del corazón. Ahora sólo cuenta con la compañía de Platina, su perra guía y para subsistir vende dulces y espera que alguna autoridad le ayude.
En enero del 2020 volvió a Tapachula, viajó a Tuxtla Gutiérrez a la Secretaría de Transportes donde quiso pedir nuevas placas para subsistir, pero aquellas que vendió aún siguen a su nombre, por lo que se las negaron.
Hoy con la vista afectada por un desprendimiento de retina y una extracción de catarata deambula por la calle en su silla de ruedas en compañía de su amiga Platina, una perra de ojos rasgados y pelaje blanco, como las canas de la barba y cabellera de Jorge, el animal lo guía y le ayuda, pues cuando el animal advierte un peligro se queda quieto, sus patas y su cola tocan el suelo y no se mueve.
Recuerda cómo en Puebla el médico de la Escuela de Estudios Superiores de Tepeaca salvó su pierna mientras el bisturí abría carne podrida, el pus salía y los ojos de los estudiantes veían el hueco de su pierna, cuando él sólo esperaba que Dios le ayudara y lo salvara, así fue.
Ya recuperado cuando en su silla de ruedas salía por Tepeaca; Lourdes Munguía, una trabajadora de un criadero de perros guías vio el amor que él tenía por los animales y le regaló a Platina, quien se ha convertido en sus ojos. Él aún ve, pero borroso, por lo que sólo confía en los ladridos y en cuando se detiene la perra para no avanzar.
Con los dulces que vende contra esquina del Panteón Municipal de Tapachula, el ex taxista espera reunir para la desparasitación del can y ayudarla a recuperar la confianza. Ambos se acompañan, él se mueve y ella va, aún sin la cadena, cuando él se detiene ella se echa y disfruta de la sombra fuera de la casa.
Vive solo, su familia se fue cuando empezó a irle mal, pide ayuda, recuperar lo trabajado por ser taxista que invirtió en una operación que le costó 50 mil pesos hace 17 años.