Su historia comienza en Motozintla de Mendoza, Chiapas, en la zona rica y cafetalera, en el hermoso hábitat de las ardillas, en medio de una exuberante vegetación de pinos, situado a 1,280 metros sobre el nivel del mar.

Es el segundo heredero del hogar de Pedro Hernández y Alicia Pérez, maestros de primaria jubilados. Nuestro estelar realiza todos sus estudios en su ciudad natal y al terminar el bachillerato emigra a la capital del estado.

Influenciado por sus padres se postula para ser candidato y estudiar en la Escuela Normal Superior, pero su vocación por la tecnología, las matemáticas y la física son tan fuertes que reprueba el examen. Deseaba ser físico temático, pero sus padres no lo dejaron ir a Morelia, Michoacán. Intenta y aprueba el examen para estudiar Ingeniería Civil en la UNACH.

Decide estudiar Ingeniería Electrónica, lo que más se acercaba a su vocación en el Instituto Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez. Es Cristian Hernández Pérez, un joven profesional con talento e imaginación que hoy ofrece sus sueños.

Al concluir sus estudios universitarios inicia la búsqueda para desarrollarse, pero al no encontrar un espacio regresa a su natal Motozintla y emprende un negocio, pero nada que lo llene, así que vuelve a Tuxtla para dar clases en colegios privados hasta que un buen día su hermano (ingeniero mecatrónico) y él deciden arriesgarse a fabricar prótesis para personas, pero faltaban los recursos, así que buscan en la secretaría de Economía, y en eso estaban cuando la pandemia los sorprende.

Vuelven a Motozintla y empiezan a vender en línea, pero es un pueblo chico y lejos de la civilización. Se las ingenian para fabricar dijes para mascotas con el nombre, pero no era suficiente. La pandemia tenía todo cerrado y las clases comenzaron en línea, pero una esperanza y la constancia de triunfar les pone una oportunidad en puerta: “Jóvenes construyendo el futuro”. Ven en este programa de AMLO un proyecto extraordinario si se sabe utilizar, que consiste que el empleador se dé de alta como asesor y los jóvenes como becarios; se trata de que los jóvenes se sumen a una empresa para adquirir experiencia laboral, siendo el gobierno quien paga el salario. En resumen, los pasantes aprenden y el empleador tiene mano de obra gratis.

Se apuntala como uno de los poseedores del escaneo 3D, que se trata de la digitalización de elementos mediante un escáner para realizar la pieza. Cristian Hernández Pérez y la sociedad con su hermano, son los únicos que tienen el servicio de escaneo 3D en Chiapas.

El escáner 3D se le conoce también como ingeniería inversa, pues en general la ingeniería es “yo lo hago, lo mido y lo creo”. En este caso ya se tiene el modelo, lo escaneo 3D, siendo un escaneo del cuerpo físico para obtener información y cómo mejorarlo, como ejemplo; puede escanear a una persona y crear una imagen en miniatura como el modelo.

Esto es lo que enseñaron a los jóvenes, escaneo e impresión 3D. Comparten sus conocimientos con jóvenes del programa “Jóvenes construyendo el futuro” sin celo alguno, pues lo que siempre han deseado es que el trabajo se conozca, crear un nicho de mercado.

Cristian ha enfrentado una serie de muros que en el camino ha ido resolviendo. Competir en el mercado, la ausencia de acceso a un crédito para financiarse lo obliga a usar su imaginación.

La pandemia está dando nuevas esperanzas y el mercado comienza abrirse, pero su inquietud de crear productos que ayuden al hombre lo inclinan por el sector salud, es entonces cuando crea equipos para laboratorio de análisis clínicos, equipos que de movimiento para mantener la sangre y no se coagule.

Con la ayuda de los pasantes, comienzan a crear los mezcladores de sangre o homogenizadores de sangre, equipos de laboratorio, y descubren que los jóvenes pasantes tienen mucho talento, talento que ojalá algún día sea benéfico y tengan el apoyo.

Comenzó a vender este producto y tuvo que darle un nombre “Lux máquinas”, se registran, crean la página de internet para dar a conocer el producto.

A inicio del año 2023, la inseguridad lo obliga a salir de Motozintla, los camiones de mensajería deciden ya no ingresar por esa carretera y el producto debe llegar a manos del consumidor a través de una empresa mensajera.

Se instala en Tapachula junto con sus padres; vivir en Motozintla no les permite la libertad absoluta de entrar y salir seguros.

Hoy, ya en Tapachula, Cristian Hernández Pérez, sigue caminando para consolidar su pequeña empresa, sigue siendo empleador con el programa federal, haciendo equipo con pasantes a quienes capacita.

Nuestro estelar de hoy no es un ingeniero común, sino un joven con ingenio que gusta de la investigación y constantemente, todos los días, está realizando ideas y hoy está fabricando férulas para perros, un proyecto que lleva el nombre de “Patitas lastimadas”, por cierto, de mucho éxito.

Un perrito tiene un accidente, es operado de la patita y él la escanea y fabrica la férula para el proceso de curación.

Como empresa chiapaneca, Cristian tiene como misión generar tecnología e investigación, ya que su empresa es investigadora, abierta a inversionistas que deseen invertir y desde luego que den su voto de confianza a un profesional para crear productos de salud.

Un emprendedor como él ya no espera nada del gobierno, su mirada está en la inversión privada e incluso la de otros países. Su creación, el homogenizador de sangre o mezcladora de sangre, equipo que sirve para tener los tubos de sangre en movimiento y no se coagule.

El escáner 3D lo usa también para llevar una bitácora de los pies planos como para la escoliosis. Puede escanear la espalda de un paciente que es distinta a una radiografía y poder ir viendo el desarrollo de mejoría. En pocas palabras, está creando con el escáner y a través de un software en la computadora puede ver un órgano en 3D, como si lo tuvieras en tus manos.

En 5 años él mira su empresa consolidada, su estilo de vida le permite disfrutar de la ciencia, la tecnología, la innovación y la creatividad, tiene la paciencia de un joven con deseos de triunfar. Su estado civil es soltero y para un emprendedor como él, considera que es el mejor estado en el que se puede estar; el amor requiere tiempo, dedicación y él tiene prioridades.

Su corazón ha sido flechado muchas veces, el amor ha estado siempre en puerta, pero hoy él está en una época de invertir, crear y consolidar su empresa.

Ha inyectado todo el amor que tiene a la investigación a su pequeña empresa; ha echado abajo todas las adversidades que se le han presentado en el camino que, sin perder la fe, está más seguro que nunca de lograr lo que tanto ha deseado.

Cristian nace el 25 de agosto de 1992, está en el mejor momento de su vida, pero sobre todo, está seguro de lo que hace y del éxito que está por venir.

morancarlos.escobar1958@gmail.com