“Yo soy de Mapastepec, pero olvidé mi credencial en la casa”, le dice una mujer a un agente de Migración , tras descender de una de las balsas que atraviesan a diario el río Suchiate, en la frontera México – Guatemala.
Los operativos en las márgenes del río internacional han regresado, tras ausentarse o aminorar la presión sobre personas que cruzan por la vía ilegal a Chiapas y viceversa. Los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) se han posicionado en los pasos conocidos como El Coyote y El Limón, los de mayor afluencia comercial y de personas.
Aunque ahora las cantidades de oficiales migratorios no son las mismas que a inicio de año, el “muro” humano para impedir el acceso de centroamericanos sin papeles se ha fortalecido en las últimas horas.
Nadia Chilel, habitante del departamento de San Marcos, relata que durante el cierre de la frontera atravesó por el Suchiate en muchas ocasiones, pero nadie le impidió el paso. Ahora lo ha intentado junto a una de sus hermanas y los agentes de migración han hecho que regrese por donde vino.
Nomás gastamos 10 quetzales para cruzar y ahora tenemos que regresar
“Nomás gastamos 10 quetzales para cruzar y ahora tenemos que regresar, nosotras no venimos a hacer nada a México, sólo venimos a ver a un doctor que nos atiende en Ciudad Hidalgo porque a mi hermana la van a operar”, apunta.
Después de permanecer cerrado el puente fronterizo Rodolfo Robles, el pasado 18 de septiembre fue reabierto al paso de personas y vehículos. El INM no tardó mucho en reactivar los operativos en estas márgenes del río que ahora luce caudaloso, con la actividad de balseros como si no hubiera sido afectada por la pandemia y el trasiego de mercancías de un lado a otro en cantidades bastas.
En un intervalo de una hora, al menos 30 personas son regresadas a su país . No pueden pasar porque no muestran una Tarjeta de Visitante Regional (TVR), la credencial permanente o alguna identificación que asegure a los guardias migratorios que sólo van de “ida y vuelta” a municipios de Chiapas y regresarán a su país.
Junto a los elementos del INM, soldados también se dedican a pedir papeles para cuestionar cuál es la intención de cruzar a México. De la Guardia Nacional poco se sabe, encontrar a algún militar con el uniforme que caracteriza a esta corporación de seguridad federal, es como buscar una aguja en un pajar. Son unos cuantos los que deambulan por el río.
“Pues ya regresaron estos cabrones, pero la gente sigue pasando, nomás se van río abajo o río arriba y pasan, y allí hay balseros esperándolos para pasar, esto no se pude acabar porque la gente tiene que comer pues papá”, afirma un balsero mexicano de nombre Orlando, quien asegura que en días próximos, el costo por pasar a las personas podría aumentar debido a que las cosas encarecen.
Hasta entonces, pro la vía formal el paso de extranjeros es bajo, lo mismo ocurre con vehículos, aunque se prevé que para octubre, cuando se dé posiblemente el cambio de semáforo epidemiológico a verde en Chiapas, el flujo de guatemaltecos aumente por la garita aduanal.
“Pásele pues, pero para la otra traiga su credencial o no la dejamos pasar”, sentencia el oficial de Migración a la mujer, que ahora, según ella, se encamina a casa, en Mapastepec, Chiapas.