La Crescentia alata, más conocida como jícara o jícaro, es un árbol venerado desde tiempos precolombinos por sus múltiples usos y propiedades. Puede alcanzar entre 5 y 14 metros de altura, crece de manera silvestre en zonas tropicales desde México hasta el Amazonas, y ha sido fundamental en la vida cotidiana y la cultura de los pueblos de México, Centro y Sudamérica.
El jícaro es un árbol de ramas grises retorcidas y porte ornamental que produce un fruto redondo, leñoso, liviano y de alta resistencia conocido como totuma, jícara o tapara, entre otros nombres. Este fruto, que nace directamente del tronco, ha sido utilizado desde tiempos precolombinos en diversas áreas como la artesanía, la medicina tradicional, el forraje, la música y la juguetería.
Usos en artesanía y gastronomía del jícaro
Los cuencos hechos con el fruto del jícaro son ornamentados con figuras en relieve que evocan la biodiversidad, o con simples volutas y formas geométricas. En ellos, se sirven bebidas típicas como el pozol, el tejate o la horchata de morro; también se utilizan para bebidas calientes como el café, el atole, el chocolate o el mate, así como para bebidas espirituosas como el pulque, mezcal o tequila.
Propiedades medicinales del jícaro
La medicina tradicional ha aprovechado las propiedades antibacterianas y antiinflamatorias del jícaro para tratar diversas afecciones respiratorias, como la tos, el asma y la tuberculosis. Además, se utilizan en jarabes e infusiones preparados con la flor y el fruto, o macerados en vino tinto o blanco.
El jícaro también es empleado para curar diarreas, alopecia, indigestión, úlceras, dolor de oído, padecimientos hepáticos y renales, insomnio, y hernias inguinales. Además, se usa como antídoto para mordeduras de serpientes, mientras que la medicina moderna ha descubierto en su epicarpio una opción natural para implantes craneales.
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Potencial en la energía y ciencia
Estudios científicos han confirmado que la corteza del jícaro es una fuente viable para la elaboración de etanol no tóxico, lo que lo posiciona como un recurso valioso para la producción de biocombustibles y carbón de mejor calidad.
Distribución y conservación del jícaro en México
En México, el jícaro se encuentra ampliamente distribuido en los estados de Campeche, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Tabasco, Veracruz, Oaxaca y Yucatán. Este árbol, perteneciente a la familia de las Bignoniáceas, tiene la capacidad de enriquecer los suelos empobrecidos en los que se ancla, y puede vivir entre 100 y 200 años, asegurando su presencia y utilidad durante generaciones.
El jícaro, con su impresionante versatilidad y arraigo cultural, continúa siendo un recurso invaluable que conecta a las comunidades con sus raíces y tradiciones, mientras ofrece soluciones modernas para la salud y la energía.