Al celebrar la homilía dominical, el obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón, hizo mención a la Jornada mundial del enfermo, que se celebrará el próximo 11 de febrero, la cual es una oportunidad para tender la mano al necesitado.
Dijo que la enfermedad y la debilidad forman parte natural de la existencia, por ello se debe entender que cuando esto sucede y se pierde la salud no puede considerarse como una inclusión de la familia parroquial a la que pertenece, al contrario, ambos sufrimientos llevan al centro de la atención del Señor, que es el Padre y no quiere perder a ninguno de sus hijos por el camino.
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Señaló que se trata, por tanto de aprender de él para ser verdaderamente una comunidad que camina unida y que se pueda cuidar y apoyar de todos que las personas que padecen alguna enfermedad, tal y como Jesús lo hizo.
Detalló que el abandono de los enfermos es una atrocidad, por lo que recordó la parábola del Buen Samaritano al afirmar que "existe una conexión profunda entre esta parábola de Jesús y las múltiples formas en las que se niega hoy la fraternidad".
"En particular el hecho de que la persona golpeada y despojada sea abandonada al borde del camino, representa la condición en la que se deja a muchos de nuestros hermanos y hermanas cuando mas necesitados están de ayuda", sostuvo
El obispo indicó, que aunque no es fácil distinguir cuáles agresiones contra la vida y su dignidad proceden de causas naturales y cuáles en cambio, provienen de la injusticia y la violencia, no se debe perder de vista que en realidad el nivel de la desigualdades y la prevalencia de los intereses de unos pocos ya afectan a todos los entornos humanos, hasta tal punto que resulta difícil considerar cualquier experiencia como natural.
Mencionó que lo importante es reconocer la condición de la soledad y de abandono, porque esto es una atrocidad que puede superarse antes de cualquier otra injusticia, porque tal como apunta la parábola del Buen Samaritano, todo lo que se necesita para eliminarla es un momento de atención, es decir, el movimiento interior de la compasión.