Siendo adolescente, supo que la electricidad era su mayor atracción, que el mundo de la ingeniería, pero exactamente la física, y más específicamente, la electrostática, la electrodinámica y el electromagnetismo; su vocación: la materia que lo expondría a las más duras pruebas.
Es hijo de Guadalupe Guzmán Cueto y Manuel Toledo Ríos, padres sumamente protectores, tanto que, después de culminar la secundaria en la Técnica en Ixtepec, Oaxaca, su padre decide que el bachillerato lo realice en El Espinal, la tierra en donde nació.
Fue un joven inquieto, enfrentó a su padre y su madre le dio herramientas para que se independizara, un negocio para sostenerse y el resto no fue fácil…
Ingresa al Tecnológico del Istmo en Juchitán, Oaxaca, para estudiar Ingeniería Eléctrica. Siendo universitario conoce el amor y viene un embarazo. A pesar de ello, finaliza el primer semestre con 9.2 de promedio.
Su hija nace con síndrome de moebius y ese mismo día su madre es intervenida quirúrgicamente tras el diagnóstico de cáncer. Está solo sin apoyo moral y comienza un viacrucis con su pequeña hija y su pareja.
En Ciudad de México, acepta que su hija se convierta en modelo del hospital escuela, ya que su caso era el segundo identificado, logrando una atención médica oportuna consiguiendo todas las operaciones y la última realizada en Cuba.
-Termina la carrera y te apoyo en todo para tu hija- fue la condición de su señor padre. Así que trabaja en el negocio de pollos, estudia, es padre de una hija en estado crítico y, sucede que un día ve un reloj en una tienda y le dice a su padre -espera, voy a comprar el reloj-
-Te apoyo con tu hija llevándola a rehabilitación, te apoyo en la escuela y tú, ¿quieres comprarte un reloj? La coherencia fue la primera lección de vida que le ha servido hasta el día de hoy.
Le urgía terminar la ingeniería así que, adelanta materias en verano, sacrifica todo, se presiona de más, tenía mucha hambre de convertirse en ingeniero, trabajar, crecer, ser libre y lograr todo.
Egresa con 9.4 de promedio; en 3 años estudia ingeniería, un logro epopéyico. La ambición de convertirse en ingeniero, salvar a su hija y perseguir sus metas personales fueron su salvavidas para comenzar con una historia que lo llevaría a cumplir sus sueños.
Realiza su residencia en CFE de Tehuantepec, Oaxaca, y su trabajo es ovacionado por los jefes, resaltando que hacía mejor trabajo que aquellos con experiencia, -tienes talento-, le dijo uno de los jefes, quien lo invita al concurso en una bolsa de trabajo, en el año 2005.
De 42 aspirantes, nuestro entrevistado de Diario Del Sur, el ingeniero Juan Carlos Toledo Guzmán obtiene la calificación más alta. Es seleccionado con una fecha pendiente pero no sería en el Istmo de Tehuantepec. Acá enfrenta un nuevo problema ya que, en la cultura istmeña, los padres desean tener a sus hijos cerca…
No podía esperar, así que acepta la oferta de un contratista en Petróleos Mexicanos, contratado para ir a una plataforma en Ciudad del Carmen, Campeche. Sus padres no están conformes con su decisión y entonces, un tío aparece, le da sus ahorros y le dice:
-Sé lo que has luchado, toma este dinero y vete, busca tu vida ¡realízate!– y le da el boleto a su libertad.
Tras 42 días a bordo de una plataforma y al llegar a tierra, un correo electrónico anuncia que debe presentarse el 1 de diciembre del año 2005 en CFE en Villahermosa, Tabasco, había llegado la oportunidad de su vida.
Ingresa a una entrevista y va al departamento de planeación como jefe de oficina de atención de solicitudes. Solo 3 preguntas le hacen: un hecho que hubiera sucedido, cómo le hubiera impactado y cómo lo hubiera resuelto, respondió con el problema de su hija y le ordenan quedarse ya. No había retorno a la plataforma, estaba contratado por CFE.
Siete años trabajando en Villahermosa, Tabasco y su matrimonio se debilita, investiga cuál era la máxima autoridad en una zona y le dijeron, ser superintendente. Ese es el blanco a seguir profesionalmente.
Juan Carlos estaba seguro que, la gente que quiere ser grande, se junta con gente grande, por eso… por eso siguió los consejos del tío, un genio de la aeronáutica a nivel nacional.
Se enfocó tanto a su servicio profesional que, desatendió su casa, estaba en líneas de subtransmisión, y el llamado de emergencia era siempre y el colegio le informa que su hija está padeciendo esa falta paterna en el hogar.
Su pareja trata de convencerlo de que renuncie y Juan Carlos Toledo estaba contratado en CFE para dar continuidad en el servicio a pesar de las fallas, si alguien no tiene energía eléctrica él va y resuelve el caso, entonces para optimizar y llegar casi a la excelencia en su trabajo lanza un programa para evitar que haya fallas y se ausente menos de casa.
Lanza el programa de mantenimiento, hojas de inspección, pruebas con fotografías y lo supervisa personalmente descubriendo las anomalías y rompe récord en ese año con menos fallas. Ese trabajo obliga a los jefes a voltearlo a ver y le ofrecen un concurso para ser jefe del departamento de planeación, solo que es en Tapachula, Chiapas.
Su pareja no acepta el cambio de domicilio, y él decide que primero va a cumplir sus sueños y como su compañera no le ayuda, hacen un convenio y se separan.
Gana el puesto y se establece en Tapachula en el año 2013 como jefe del departamento de planeación de CFE.
En Tapachula, conoce el verdadero amor, pospone la boda un año por el cambio a Oaxaca, y se casa con Alejandra Malo Villatoro.
Viene una oferta más, la máxima posición que tanto deseaba y el concurso es para una de las zonas más grandes de zona Sur Sureste y va a Oaxaca. Es evaluado entre 82 ingenieros, siendo el de mayor puntuación para la evaluación de superintendente, y al décimo año de estar en CFE, se convierte en superintendente, cubriendo vacaciones.
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-¿Cuánto te costó llegar acá? me preguntó el psicoanalista de CFE, –un costo muy alto, mi familia, dos hijas- contesté. ¿Valió la pena?, fue la última pregunta, y el psicoanalista me dijo -no me contestes, la respuesta es para ti-.
-Al final, yo veo el momento, si me pongo a lamentarme no hubiera llegado nunca al sitio que deseaba y, quienes disfrutan de mi éxito hoy, son mis hijos, mi familia; sacrifiqué mucho para lograr lo que deseaba en la vida”-.
En el momento de mayor éxito, su esposa Alejandra está embarazada, hace un avalúo y decide renunciar a CFE, no podía volver a cometer el mismo error de la primera vez. Su renuncia no es aceptada.
Una pieza valiosa como Juan Carlos Toledo, y el gerente de CFE, le da la opción de traer a la esposa a Oaxaca.
La nueva gerencia lo cambia de puesto y va de regreso a Tapachula, con una categoría más baja, menos cuatro niveles.
Regresa a líneas de subtransmisión y a los 6 meses, el huracán Otis en Acapulco, pide la presencia del equipo de Tapachula, y es que la división sureste de CFE está considerada como la mejor del país en contingencias.
¡Levantaron 20 torres en 4 días!. El director de CFE, el licenciado Manuel Bartlet ovaciona el trabajo titánico de CFE, división sur sureste y en el mes de febrero del año 2024, es nuevamente jefe del departamento de planeación, con la misión de mejorar la infraestructura en Tapachula.
Su vida, trayectoria, la persistencia, la pasión por lo que deseaba y finalmente, ser lo que aspiraba ser, no fue fácil, tuvo un costo alto y un premio al final; la estabilidad y el amor de una mujer, Alejandra Malo Villatoro, su esposa, su compañera y su cómplice.
Juan Carlos Toledo Guzmán, tiene 3 hijos, es ingeniero, nació el 3 de julio de 1980, en El Espinal, Oaxaca, un pueblo pintoresco y lleno de folclor en el Istmo de Tehuantepec.
Tiene 44 años y en puerta, hay un nuevo reto, una nueva oportunidad, la máxima en CFE.
morancarlos.escobar1958@gmail.com