La Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez envía mensaje de solidaridad a migrantes víctimas del accidente vehicular del 9 de diciembre, así como a sus familiares en sus países de origen y a los migrantes en general que salen de sus hogares en busca de mejores condiciones de vida, a la vez, exhorta a las autoridades para que se realice una investigación seria y profunda, afirmó el arzobispo Fabio Martínez Castilla.
En esta Navidad es el Señor Jesús resucitado es quién nos ilumina y nos da la certeza de que nuestros hermanos han sido acogidos en la presencia del Señor, pues el cumple su palabra: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera vivirá”, reitera monseñor.
Leer más: Tema de migrantes preocupa a la Iglesia Católica
Indica que más allá de la tristeza que toca nuestra experiencia humana, he invitado, desde la fe, a poner nuestra confianza en Dios y a proclamar que nuestra vida siempre está en las manos de Dios.
He recordado que todos somos invitados, desde el más pequeño hasta el presidente de la república, a amar y cuidar la vida, a respetar la dignidad y la vida de toda persona, de la nación de donde sea y de la edad que tenga. También somos invitados, nosotros como chiapanecos y mexicanos, a ser solidarios con el hermano migrante y también el migrante es invitado a ser respetuoso con la dignidad de la persona local, expone Martínez Castilla en un comunicado.
Seguimos exhortando a las autoridades para que se realice una investigación seria y profunda: hay que ir a las raíces, porque si no, no habrá solución y en las raíces se van a encontrar corrupción y quiénes son los que se benefician de la paga, apuntó. También hemos orado por la pronta y completa recuperación de los hermanos que resultaron heridos, y por las familias que han recibido este duro golpe.
Hemos querido, como Iglesia, manifestar nuestra cercanía espiritual a las familias que perdieron a algún ser querido en este trágico accidente, y a los hermanos y hermanas heridos que aún siguen hospitalizados y a los que ya han sido dados de alta. Sabemos que Dios recoge todo este sufrimiento y no es indiferente ante el dolor de estos hermanos: Dios consuela y es ayuda del que sufre. Dios está con el pobre, puntualizó.