En su mensaje dominical el obispo de Tapachula Jaime Calderón Calderón recordó una de las cuatro fiestas del tiempo de la Navidad: el domingo de la sagrada familia de Nazaret.

Dijo que la familia no es una realidad ajena al mundo y es que el ministerio de la encarnación no hace aparecer al hijo de Dios de forma mágica en medio de nosotros, no es una aparición que siga esquemas divinos en medio una situación ajena a él, y es que por el ministerio de la encarnación se comprende que Dios quiso que su hijo tomara el camino ordinario de todo ser humano.

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Señaló que la familia es el espacio propio del hijo de Dios fue creciendo y bajo el cuidado la atención la orientación y la reprensión como parte de su educación de María y José.

Detalló que el camino de la vida del núcleo familiar ha de estar marcado por la unidad, y es que la familia no es una especie de ser ajeno a la comunidad, más aún, toda la familia está inmersa dentro de una comunidad con identidad.

Indicó que querer y educar a los hijos no es lo mismo que permitirles todo, el sentido de la oportunidad es algo que los padres han de tener presente al ir cumpliendo su responsabilidad de educar a sus hijos, siempre de cara a Dios.

Puntualizó que hoy es necesaria una nueva mirada a la familia por parte de la iglesia, ya que no basta con reiterar el valor y la importancia de la doctrina, sino se convierten en custodios de la belleza de la familia y si no cuidan con compasión su fragilidad y sus heridas.

"Jesús crece en el seno de una familia que vive dentro de una comunidad determinada, las costumbres y tradiciones de la comunidad son asumidas por quien vendrá mostrarnos el camino de la salvación y la comunidad es la familia grande en la que Jesús crece", acotó.