Desde 2010, la Asociación Mundial para la Salud Sexual (AMSS) estableció el 4 de septiembre como el Día Mundial de la Salud Sexual. Esta fecha tiene como objetivo sensibilizar a la población sobre la importancia de la salud sexual como un aspecto fundamental del bienestar humano y un componente clave de la salud reproductiva. Este día busca promover una sexualidad informada, satisfactoria, saludable y sin riesgos para todas las personas.
En el marco de este día, es importante destacar algunos datos recientes sobre la salud sexual de la población en México. Los servicios de salud sexual y reproductiva en el país han enfocado principalmente en la anticoncepción, la detección y tratamiento de infecciones de transmisión sexual, y la atención a la salud materna.
Estadísticas recientes reflejan una realidad compleja. Según el Consejo Nacional de Población (CONAPO), en México, la mitad de las mujeres de 25 a 34 años tuvieron su primera relación sexual antes de los 18.7 años, mientras que la mitad de las mujeres de 35 a 49 años la experimentaron antes de los 19.4 años. Además, en 2021, el 19.6 por ciento de los adolescentes de 12 a 19 años ya habían iniciado su vida sexual, de los cuales el 80.1 por ciento usó algún método anticonceptivo moderno durante su primera relación sexual
Aunque el uso de métodos anticonceptivos modernos, como condones, DIU, implantes subdérmicos, y pastillas anticonceptivas, es relativamente alto en México, persisten desafíos significativos. En 2018, el 69.8 por ciento de los adolescentes usaron algún método anticonceptivo tanto en su primera como en su última relación sexual, mostrando un uso consistente. No obstante, en estados como Chiapas, esta cifra es mucho menor, con solo el 54.1 por ciento.
Impacto de las infecciones de transmisión sexual y VIH
La incidencia de infecciones de transmisión sexual (ITS) sigue siendo un problema preocupante. En 2021, se registraron 25.91 nuevos casos de ITS por cada cien mil habitantes en personas de 10 a 19 años, con las tasas más altas entre las mujeres. En cuanto al VIH, la incidencia entre adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años fue de 0.25 nuevos casos por cada mil habitantes en 2021, siendo más alta entre los hombres que entre las mujeres.
Salud sexual para todos, un derecho fundamental
El acceso a la salud sexual debe ser garantizado para toda la población, sin importar edad, origen étnico, género, discapacidad, o condición social y económica. En particular, la salud sexual de los grupos más vulnerables, como adolescentes, personas con discapacidad, adultos mayores, grupos étnicos marginados, migrantes y refugiados, merece una atención especial.
La diversidad sexual y las limitaciones de acceso a los derechos sexuales también son temas de relevancia en este día. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y Género (ENDISEG) 2021, en México hay 5 millones de personas de 15 años y más que se identifican como parte de la comunidad LGBTI+, representando el 5.1 por ciento de la población en ese grupo de edad.
La importancia del acceso a anticonceptivos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya la importancia del acceso a anticonceptivos como una medida clave para prevenir embarazos no deseados y complicaciones durante el embarazo y el parto, que son causas principales de mortalidad en mujeres jóvenes de 15 a 19 años en países con bajos recursos. La falta de acceso a anticonceptivos expone a 6 de cada 10 mujeres en países de ingresos bajos a un mayor riesgo de embarazos no deseados.
La OMS también destaca la necesidad de programas de educación sexual que ofrezcan información científica y precisa a los jóvenes sobre las relaciones sexuales, así como el derecho de adolescentes y mujeres a acceder a anticonceptivos sin necesidad de permisos de padres, tutores o esposos.
En el Día Mundial de la Salud Sexual, es importante reconocer que la salud sexual es un derecho humano fundamental y debe ser accesible para todos, sin discriminación. Es fundamental continuar trabajando para superar las barreras que limitan el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, especialmente para los grupos más vulnerables, y promover una educación sexual integral que empodere a las personas a tomar decisiones informadas sobre su salud y bienestar.