Usuarios del transporte público consideran que las rutas Nuevo Milenio, Solidaridad 2000 y Laureles son las de mayor peligrosidad ante el exceso de velocidad con que circulan, ya que las famosas “carreritas” algunos lo hacen presuntamente para demostrar su habilidad al volante sin importarle si sale una persona herida, mientras que otros se escudan que se siente presionados por la entrega de cuentas al patrón, el pago del lavado y el combustible que ha incrementado su precio.
La lente del Diario del Sur pudo comprobar que el pagar la cuota de 8 pesos no te protege de cualquier percance vial en cuestión de seguridad, ya que al subirse a la unidad ponen en alto los volúmenes del estéreo, en la base que sale del centro empiezan lo que ellos denominan cargar en calles aledañas. La emoción y el suspenso se origina cuando el vehículo se desplazaba por el bulevar Akishino verifica el chofer por medio de su retrovisor si viene otros metros otro rival, acelera a fondo no le importa si lleva personas paradas, si hay boyas reductoras de velocidad, rebasa hasta por la derecha, los pasajeros se agarran de los tubulares, algunos por miedo no expresan lo que sienten o porque el mismo conductor se vaya a enojar prefieren callar.
“Me di cuenta que el cafre al volante que nos lleva era como si fuéramos animales así te lo puedo decir, algunos de ellos contestan groseros, da miedo porque pasan cerca de los motociclistas. Salgo lastimada de la columna cada vez que reboto, pareciera que estuviera en un juego mecánico en la urvan de Nuevo Milenio; me llenó de impotencia y coraje, es el único medio que tomó para asistir a mi trabajo, antes de subir le pidió tanto a Dios que llegue a mi destino con bien, las autoridades viales brillan por su ausencia y la secretaría de Movilidad y Transporte no hace nada más que recibir su moche. No hay operativos, las unidades muy viejas, llantas lisas, choferes sacados de una película en vez de estar bien vestidos parecen pandilleros, otros ingieren bebidas embriagantes según para aguantar largas jornadas, otros simplemente fuman marihuana”, expresó Cielo González.
Por otro, lado este tipo de situaciones de los colectivos se ha vuelto más común; lo que en un recorrido normal les llevaría media hora, lo intentan hacer a la mitad. Los choferes del transporte público se insultan, se atraviesan entre ellos mismos como si fuera un símbolo de un reto cuerpo a cuerpo, algo que ya se ha visto muy común.
En entrevista en exclusiva para este rotativo, Alfredo Cruz Ovando transportista de Tapachula, señaló que sí les dan las recomendaciones necesarias a sus empleados como no manejar a exceso de velocidad, respetar señales viales y cuidarlas, sobre todo. Refiere que hay un importante crecimiento automotriz y vialidades en la ciudad lo que podría ser un generador de accidentes.
“Debe existir mayor capacitación al conductor, muy periódica por parte de la Secretaría de Transporte. Desde que nos presentan una licencia expedida por Tránsito del Estado se entiende que está apto para poder manejar una unidad y eso se puede realizar desde los 18 años como lo marca la ley. Según cada ruta se sabe que se incrementan las ganancias y existe un tabulador para poder entregar lo que nosotros les llamamos cuentas. Ellos ganan arriba del salario mínimo, lo que no les da la pauta para ir a exceso de velocidad o compitiendo, se pueden lograr cosas positivas siempre y cuando exista mayor capacitación”, puntualizó el transportista.
Cruz Ovando recalcó que en otros estados como Mérida, Guadalajara y Monterrey existen escuelas técnicas del transporte público que eso da mayor certeza junto con la preparación profesional que eso sería excelente, también argumentó que de los impuestos que pagan anualmente una parte debería ir directamente a la capacitación, la mayoría de los accidentes no son del transporte público, ya que durante un choque existe un dictamen de causalidad y que también se tiene las pólizas de garantía vigente.