La Iglesia católica a través de la dimensión de movilidad humana de la Diócesis de Tapachula realizó diversos eventos en el marco de la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, con el fin de privilegiar el mensaje del Papa Francisco de un doble llamamiento, primero a caminar juntos hacia un nosotros cada vez más grande y luego, a todos los hombres y mujeres del mundo.
La celebración mayor inició desde las 8 de la mañana en la iglesia de Esquipulas con una misa intercultural para pedir por los migrantes y refugiados, participaron en la coordinación personal del albergue dirigido por el presbítero César Cañaveral, además en el marco de la jornada se realizaron conferencias, exposición de comida salvadoreña, cubana, haitiana y hondureña.
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Por su parte el obispo de Tapachula Monseñor Jaime Calderón Calderón dijo que debe existir en los católicos un compromiso por ser cada vez más fieles, a un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo y ser capaces de abrazar a todos para crear comunión en la diversidad, armonizando las diferencias sin nunca imponer una uniformidad que despersonaliza.
Expuso que en el encuentro con la diversidad de los extranjeros, de los migrantes, de los refugiados y en el diálogo intercultural que puede surgir, da la oportunidad de crecer como Iglesia y de enriquecerse mutuamente.
Asimismo reiteró sobre el comunicado de la Conferencia Episcopal de México “A favor de la vida y de la mujer”, señala que en él se reflexiona y asume la postura de la Iglesia frente a la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la despenalización del aborto
Afirmó que como obispos emiten su posición y manifiestan con dolor y consternación, asimismo señala que consideran que todos los actores sociales –fuera de un clima de polarización ideológica y sin apegos a posiciones políticas– se involucren en una nueva y profunda reflexión que permita encontrar un camino común de solución a un problema multidimensional y multifactorial.
"Afirmamos que la Iglesia, como Madre, conoce lo que pasa por el corazón de las mujeres que luchan contra toda forma de discriminación y violencia, en especial el de aquellas que son víctimas de actos criminales o que se encuentran en situación de vulnerabilidad, desamparo o abandono, ninguna mujer debe verse orillada a tomar la dramática decisión de recurrir a la práctica del aborto, situación que en un gran número de casos deja una profunda secuela de dolor", abundó.
Agregó en ese sentido, que se está consciente que la cárcel no es una solución a la problemática de la mujer que aborta y más bien puede ocasionar su revictimización, por lo que la Iglesia refrenda un compromiso decidido y activo con aquellas iniciativas, programas y proyectos que busquen ofrecer los medios necesarios para que las mujeres construyan un proyecto de vida digno, de acuerdo con sus legítimas aspiraciones y se involucren activamente en todos los espacios.
Indicó que la Iglesia, Madre de todos los seres humanos, incluyendo al ya concebido, pero aún no nacido, también lo debe proteger –por todos los medios lícitos– su dignidad fundamental como creación de Dios y asegurar que su derecho a la vida no se condicione, se discrimine o quede sujeto a la voluntad o decisión de un tercero.