Luis García Villagrán es un activista incansable y una figura clave en la defensa de los derechos humanos en la frontera sur de México con Guatemala, donde su labor ha sido especialmente significativa en pro de los migrantes.
Su compromiso con esta causa nace de una historia personal marcada por la injusticia y la adversidad. Como exlíder estudiantil y activista social, en 1997 fue acusado injustamente de secuestro y encarcelado, una experiencia que transformó su vida y lo llevó a dedicar su esfuerzo a las personas vulnerables.
Durante su encarcelamiento, García Villagrán fue víctima de tortura por parte de la policía judicial de Chiapas, quienes intentaron manipular su expediente para incriminarlo. En ese momento, la defensa de sus derechos se volvió un reto titánico, pero gracias a la intervención de organizaciones internacionales, su caso llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esta entidad, junto con otras organizaciones de derechos humanos como la Acción Cristiana para la Abolición de la Tortura en París y la Organización Mundial Contra la Tortura en Ginebra, demostraron su inocencia y exigieron al gobierno mexicano ofrecerle una disculpa pública.
La experiencia de haber sido injustamente encarcelado y posteriormente liberado le dio a García Villagrán un propósito claro: ayudar a aquellos que, como él, enfrentan la marginación y el abuso de las autoridades.
“Al salir de prisión hice un compromiso con Dios y conmigo mismo de dedicarme en vida a defender las personas más necesitadas, a los menesterosos, al migrante, pero principalmente a los niños”, afirma el activista en entrevista para Diario del Sur
En 2010, impulsado por esta misión, García Villagrán fundó la Asociación de Dignificación Humana A.C., una organización dedicada a la defensa y apoyo de los migrantes y personas en situación de vulnerabilidad. Desde sus inicios, su asociación se centró en ofrecer asistencia legal a migrantes, aprovechando que García Villagrán logró terminar su carrera de derecho mientras estaba en prisión.
Con el aumento de las caravanas migrantes en la región, la labor de García Villagrán adquirió una nueva dimensión. En 2014, ante la creciente crisis migratoria y la falta de respuesta adecuada por parte de las autoridades, decidió acompañar a los migrantes en su trayecto hacia el norte. Para él, no bastaba con interponer amparos; comprendió que era necesario un apoyo directo y físico. Desde entonces, se ha convertido en un líder que camina al lado de los migrantes por la carretera costera de Chiapas, compartiendo sus necesidades y sus luchas.
A lo largo de estos años, Luis Garcia, han enfrentado numerosos obstáculos, incluyendo la burocracia y la corrupción en las instituciones migratorias. Ha denunciado la falta de voluntad de algunos funcionarios para atender a los migrantes sin recibir sobornos, y se ha enfrentado a casos donde la corrupción impacta directamente la vida de quienes buscan ayuda.
Los éxodos organizados por García Villagrán han beneficiado a miles de migrantes que buscan una vida mejor, ya que su labor ha alcanzado directamente a medio millón de personas de al menos 26 nacionalidades, proporcionándoles un apoyo humano y legal que de otra forma no habrían tenido.
“En 2022, lideramos un éxodo de más de 15 mil migrantes, uno de los movimientos más grandes de la frontera sur de México con Guatemala y en esa ocasión recibíamos documentos para miles de personas, lo cual, no confirmó que cuantos las autoridades quieren trabajar pueden ayudar a los migrantes”, aseguró.
García Villagrán no solo ha ayudado a los migrantes en términos legales; también ha promovido una red de apoyo y solidaridad entre la sociedad civil. A través de la Asociación de Dignificación Humana A.C., ha logrado sumar a otros activistas y ciudadanos que, al igual que él, se sienten comprometidos con la causa migrante.
El activismo, García Villagrán, ha sido un ejemplo de resiliencia y compromiso, pues ha demostrado que, a pesar de las adversidades, es posible transformar el sufrimiento personal en una causa para el bien común.
Hoy, Luis García Villagrán es un símbolo de esperanza para miles de migrantes varados en Tapachula, ya que ven en él un aliado en su búsqueda de una vida digna en México o los Estados Unidos y ahora ya busca organizar la caravana más grande que salga de Tapachula el 4 o 5 de noviembre.