El fenómeno de mar se fondo no da tregua en Puerto Madero y ya suman ocho palapas dañadas por las fuertes oleadas que se están presentando en las playas de San Benito I y II, indicó María de los Ángeles Hernández Álvarez, representante de los prestadores de servicio.
Explicó que este fenómeno empezó destruyendo cuatro palapas y como el mar sigue avanzando por la falta del muro de contención ya alcanzó a otras cuatros y sino se hace algo van a ser muchas más las palpas que se vean afectadas en los próximos días.
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Mencionó que las autoridades ya se comunicaron con ellos, les mencionaron que van a realizar un recorrido, pero hasta el momento no ha llegado nadie a ver de que manera los van a ayudar para salir adelante o salvar su patrimonio, ‘La marejada de fondo continúa y de la misma manera sigues destruyendo las palapas, por ello, todos están en incertidumbre de lo que pasará con su patrimonio”, expresó la líder de los palaperos.
Señaló que el mar ya ganó por lo menos dos metros más y si las autoridades no hacen nada o no cierran las ventanas este problema podría llegar a afectar a toda la comunidad de Puerto Madero.
En este mismo sentido, Israel Hernández Faviel, representante de los palaperos de San Benito 1, precisó que las autoridades deben buscar alternativas para resarcir las afectaciones que están sufriendo, ya que Las Escolleras también están presentando afectaciones por este fenómeno que preocupa a todos los pobladores de Puerto Madero, máxime, porque las autoridades han informado que habrá lluvias superiores al 30% que el año pasado.
“Las perdidas por una palapa van de los 150 mil pesos a los 800 mil, pues todos depende de la estructura con la que esté hecha cada una y que en este momento se los esta llevando el mar”, abundó.
Pidió al gobierno federal, estatal y municipal que actúen de manera inmediata para que los pobladores estén tranquilos y tengan la certeza de que no están solos, como se sienten en este momento por su ausencia.
Puntualizó que lo que están viviendo con el fenómeno de mar de fondo tiene tiempo que no lo vivían y eso no los deja dormir tranquilamente por el temor que el mar siga ganado terreno.
