En entrevista exclusiva para el Diario del Sur, Susana Espinosa, abogada proaborto, activista y miembro de la colectiva, Perlas Sororas explicó sobre la iconoclasia, su impacto y diferencias que tiene al término "vandalismo".
La iconoclasia se ha hecho presente en las marchas feministas, pero hay que dejar en claro que no es reciente. Historiadores en el siglo XX comenzaron a utilizar este término para referirse al modo de protesta que comenzó en el siglo VII buscando principalmente la destrucción de monumentos religiosos, políticos o sociales, que representaban ideales de respeto, de igualdad o paz, y que en algún momento de la historia dejaron de simbolizarlo, pues ya no representaban la realidad en que se vivía.
Las primeras protestas feministas del 2019 comenzaron siendo canciones, bailes, obras de arte y solo con datos o estadísticas en redes sociales difundieron el grave problema de violencia de género que se vive. Todas esas formas de expresión, la sociedad las tomó como objeto de burla, faltando el respeto a las mujeres que valientemente alzaron la voz de manera pacífica. Entonces, decidieron usar la iconoclasia para llamar la atención y exponer los graves temas de feminicidios, secuestros y agresiones hacia la mujer que van al alza. Los comentarios en contra de la realización de pintas de obra de arte, suponiendo que al artista le afectaría que su obra fuera resignificada, no se hicieron esperar. A lo que mismos escultores y pintores señalaron, que al contrario de lo que decía la gente, ven con alegría que sus obras sean usadas para dar un impacto social importante.
Actualmente, el derecho a manifestarse y el significado es el mismo. Romper, destruir, modificar, resignificar edificios, monumentos y obras de arte conlleva un carácter social o político y se hace con la finalidad que quede obsoleto todo lo que nos han hecho creer que representan. La iconoclasia que se realiza en las marchas es la contestación a lo que se vive en la actual sociedad “yo como mujer no puedo salir a las calles sola, porque me puede ocurrir algo malo. Nos matan a diario y nos agreden solo por ser mujer”, afirmó la abogada.
De acuerdo con lo que refiere la activista, las protestas es un derecho humano, el realizar la iconoclasia no significa ir en contra de los derechos. Por lo tanto, es muy diferente al término de vandalismo, que es la acción de destruir solo por el hecho de sentir que se tiene la calidad de poder para hacerlo, sin buscar una finalidad de protesta o razón social.
La activista refirió que hay que ser consientes hacia donde están rompiendo las compañeras feministas. Cuando destruyen oficinas de gobierno se entiende que es con carácter gubernamental. No realizan destrozos de comercios, solo realizan pintas en paredes para visibilización, a menos que en dichos locales existan casos de algún tipo de violencia contra la mujer. Como punto importante, afirma que, como en cualquier marcha o protesta, existen grupos de choque. Son seleccionados y pagados casi siempre por el mismo gobierno municipal, estatal o federal, que buscan invalidar el objetivo y apagar las voces de la protesta, desviando la atención y tergiversando la situación.
La primera manifestación surgió tras ser más frecuentes las noticias de violencia de género, y el feminismo tomó fuerza luego de la viralización de la canción “El violador eres tú” de la colectiva chilena La Tesis, provocando que las mujeres chiapanecas comenzaran a indagar y tomarle importancia a los temas del feminismo, sus derechos y la violencia de género.
Se comenzó con un grupo en WhatsApp, que dio pauta para tejer redes entre mujeres donde se visualiza la importancia de crear una comunidad organizada. Espinosa hace hincapié que la Colectiva Perlas Sororas es creada por mujeres, para mujeres de Tapachula, localidades aledañas y mujeres en movilidad. “Las administradoras solo mantienen el orden, acompañamiento y de ser necesario dan asesorías jurídicas. La colectiva es por y para mujeres de todas las edades”.
“Las mujeres siempre hemos estado organizadas, pero la violencia social nos ha llevado poco a poco a tomar espacios que no nos atrevíamos, para ser escuchadas con fuerza en los lugares donde no se nos permitía hablar. Recordemos que la violencia ha ido en aumento con el paso del tiempo. Cada vez más las mujeres hemos sido consientes de la violencia que se vive en México”
Los motivos de las marchas son tomar los espacios que se les ha negado a las mujeres, especialmente los públicos, también de visibilización de las mujeres exigiendo se validen sus derechos. El 8 de marzo se ha resignificado como un día dispuesto para ser visibilizadas aún más, las violencias que pasan por encima, compartir las experiencias, acuerparse y darse valor entre todas las mujeres ante las diversas situaciones de vulnerabilidad, para sentirse acompañadas por otras mujeres que atraviesan la misma situación y saber que no están solas para alzar la voz.
Señala que otro objetivo es que las tapachultecas se den cuenta de que existe la organización para ellas, que busca hablar de los temas que aun en la actualidad se catalogan como tabú. Que se atrevan a hablar y erradicar las ideas romantizadas de lo que es ser mujer, de lo que deben sentir y cómo deben comportarse.
“Lo hacemos para dejar en claro de que nos damos cuenta lo que el Estado y la sociedad provoca con la represión, que desde nuestra individualidad estamos transformando las cosas, y que nunca más tendrán nuestro silencio, ante las injusticias que se está viviendo”, afirmó.