Oscar Valencia de 45 años, originario de Venezuela y quien ha caminado más de 41 kilómetros con una maleta por la falta de una de sus piernas se dice cansado, pero lleno de esperanza de poder alcanzar su sueño y llegar a los Estados Unidos.
Narró para Diario del Sur que su extremidad la perdió en un accidente hace 10 años en su país, pero que ni eso lo detuvo a quedarse, ya que en Venezuela viven una crisis económica y alimentaria que está matando a los venezolanos de hambre.
A pesar de nuestra condición siempre vamos a querer conseguir una mejor calidad de vida para nuestra familia y el que me falte una pierna me dificulta el andar, pero es mejor hacer la lucha que morir de hambre en Venezuela
Añadió que él seguirá migrando y atravesando los países que sean necesarios para llegar a su destino final que son los Estados Unidos de Norteamérica.
Aseguró que ya pasó siete países y la selva del Darién, lo cual, le da la esperanza y confianza de que Dios tiene algo grande preparado para él y su familia que confían en su capacidad para apoyarlos.
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Ramón González, venezolano, quien perdió la pierna por una negligencia médica, indicó que a él lo mueve la fe en Dios y las ganas de tener una mejor calidad de vida.
“Así como yo que tengo una discapacidad van 100 personas más y cuatro que les falta una pierna, pero eso no nos detiene, vamos con ganas para adelante y hasta llegar a los Estados Unidos”, abundó.
Añadió que ellos no se quieren quedar en México y piden que los dejen circular para alcanzar la frontera norte con los Estados Unidos, pues fue por lo que salieron de su país de origen.
Julio Andrade, que también ha avanzado 41 kilómetros de Tapachula a Huixtla, mencionó que para llegar a este lugar ha pedido apoyo de sus compañeros, ya que el camino es muy difícil.
“Caminar bajo la lluvia y luego en el calor cualquiera se agota, pero gracias a Dios ya dejamos Tapachula y ahora confiamos en que nos ayuden las autoridades a obtener nuestras visas para poder circular de manera legal”, externó.
Puntualizó que en la caravana van personas en silla de rueda, que les falta una pierna y personas con capacidades diferentes que han sufrido mucho en Tapachula a quienes ya nadie los detiene hasta llegar a la frontera norte.