El obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón, hizo un llamado a poner mucha atención en la que se considera una situación urgente y preocupante, la migración forzada, que afecta a tantas personas en esta región, de todos aquellos que se ven obligados a abandonar sus hogares en busca de seguridad y una vida mejor
Dijo que se reconoce que la migración forzada es un fenómeno complejo y multifacético impulsado por una variedad de factores como la pobreza, la violencia, la falta de oportunidades económicas, la inestabilidad política y más recientemente por efectos del cambio.
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Señaló que cada persona que se ve obligada a dejar su hogar lleva consigo una historia única, hay sueños rotos, familias separadas y vidas marcadas por el sufrimiento, que lamentablemente no se ha visibilizado por las autoridades ni por la población.
Detalló que, por ello es urgente defender la dignidad y los derechos de todos los seres humanos, independientemente de su origen o estatus migratorio, ya que el tema de la migración es un tema muy complejo.
"Duele ver como tantas personas son víctimas de la trata, abusos y discriminación en su travesía hacia un futuro mejor y como las fronteras que deberían ser lugares de encuentro y fraternidad son símbolos de muerte y exclusión", abundó.
Indicó que hay una clara conciencia de los peligros y riesgos que enfrentan los migrantes en su camino, incluyendo la violencia, la explotación y la muerte e indigna constatar que diversos actores, entre ellos autoridades, cuerpos de seguridad, crimen organizado e incluso algunos pequeños comerciantes y empresarios lucran indebidamente, aprovechándose de ellos.
Mencionó que ante esta situación a la familia diocesana le corresponde ser comunidades fraternas, acogedoras y solidarias con los migrantes que llegan a las puertas de las casas, por lo que los invitó a no cansarse ni acostumbrarse a ver el dolor de los hermanos, por lo que es necesario seguir con empeño haciendo el bien.