El incremento del flujo migratorio en la frontera sur ha traído consigo una nueva realidad en las calles de Tapachula, donde cada vez más migrantes centroamericanos y sudamericanos recurren a la limpieza de parabrisas como medio para mantenerse y reunir recursos que les permitan continuar su travesía hacia Estados Unidos.
Entre ellos se encuentra Romer, un joven venezolano que accedió a platicar con Diario del Sur que al igual que otros hombres, mujeres e incluso niños, enfrenta las dificultades de la migración realizando esta labor en las esquinas de Tapachula.
Romer, que también realiza esta actividad en su país natal para poder sobrevivir, relata que limpiar parabrisas es una de las pocas formas de sobrevivir en un contexto donde la falta de documentación y oportunidades laborales los excluye de empleos formales.
“En la ciudad no nos quieren dar trabajo por ser migrantes y porque algunas personas malas hacen lo malo, lo que ha dejado a la población con estigmas, y por eso pagamos todos los que queremos hacer las cosas bien”, comentó en entrevista.
A pesar de ello, el joven destaca que la mayoría de los ciudadanos no los tratan mal y que gracias a su esfuerzo, logra reunir entre 100 y 170 pesos al día, cantidad que apenas le alcanza para cubrir alimentos y el pago de una colchoneta en cuartos compartidos con otros migrantes.
Detalló que la jornada de trabajo de limpiaparabrisas inicia desde las 6 de la mañana y se extienden hasta las 6 de la tarde. En días buenos, Romer ha logrado juntar hasta 200 o 300 pesos, lo que le permite comer tres veces al día. Sin embargo, admite que hay ocasiones en las que apenas pueden alimentarse una sola vez.
Comentó que son muchas personas que realizan esta actividad en la ciudad y que al menos 15 personas trabajan junto a él en los semáforos de la ciudad, buscando ganar lo suficiente para sobrevivir y continuar su camino.
“La solidaridad que tiene los que nos regalan uno o dos pesos o simplemente aceptan el servicio que ofrecemos es de gran ayuda, ya con eso al menos podemos comer y pagar el lugar donde vivimos y no quedarnos en calles como muchos compañeros sobreviven”, abundó.
Señaló que aunque la vida en Tapachula no es fácil no pierden la esperanza de alcanzar su sueño y llegar a los Estados Unidos para trabajar y enviar ayuda a sus familias que dejaron en sus países de origen.
Puntualizó que la situación de los migrantes en Tapachula es complicado, pero no les queda de otra que buscar la manera de salir adelante de la manera más honrada y no haciendo cosas malas por los compañeros que vienen atrás.