El viento silba recio en Arriaga, la frontera entre Chiapas y Oaxaca, donde cientos de migrantes son vistos a diario transitar por esta zona guiados por las vías del tren.
Los ventarrones hacen de la vista un escenario polvoso, con intentos de torbellinos que para los lugareños son cotidianos, pero al visitante le impregnan una sensación de alerta, aunque nada malo pase.
Y es cierto. No hay nada malo en Arriaga, lo dicen sus habitantes que ahora sienten tranquilidad ante la nula presencia de extranjeros que, de ser parte de una numerosa población flotante, ahora sólo usan de Puente esta población enclava en la Costa de Chiapas, donde el aire es recio y caliente.
Desde principios de año, el arribo de centroamericanos se convirtió en un fenómeno estacionario peor más lánguido que nunca.
A los nómadas sin papeles se les ve pasar nada más de madrugada y, en casos extraordinarios, por la mañana, para no ser detectados ni por pobladores ni por autoridades.
En la colonia Playa Fina todas las calles son polvorientas. Algunas lodosas por el agua que ha escurrido de algunas viviendas. A escasos pasos del Río que atraviesa por ese sector se encuentra la Casa del Migrante, que luce solitaria por primera vez en sus más de 10 años que lleva operando.
Se trata de un Refugio para migrantes que en años anteriores, incluso en 2020, estaba a reventar y no le entraba ni un alma más.
Albergues fantasmas
Para lo que va de 2021 la historia es distinta. Hasta este sábado sólo tres ciudadanos nicaragüenses estaban albergados en el lugar, con planes de salir cuanto antes de Arriaga y poder encaminarse hacia Tapanatepec, en Oaxaca.
Don José, quien está al resguardado del recinto, ha señalado que los migrantes siguen atravesando por Arriaga por las vías del tren, pero a paso ágil se pierden lo más rápido que pueden entre matorrales y sitios suburbanos a la mancha poblacional.
“Siguen pasando pero ya no se quedan, les urge llegar a Tapanatepec lo antes posible porque aquí saben que los pueden agarrar, yo creo que ven como un respiro cuando llegan a Tapana porque han comentado que allí les dan permisos para andar por el país durante siete días”, apuntó el centinela del albergue.
Los extranjeros se hacen humo y por más que se les busca en las zonas aledañas a las vías férreas, no se les encuentra.
Según relata un cuidador del camposanto en esta localidad, los migrantes utilizan las tumbas y cúpulas para camuflarse de los operativos intempestivos que el INM realiza en el perímetro.
El panteón municipal se ha vuelto un escondite tétrico para que los centroamericanos se escondan de las manos de Migración, pues allí los agentes no ingresan, quizá por miedo a los muertos.
Al librar Arriaga, los caminantes tienen ahora que remar contracorriente por más de 45 kilómetros, con un sol combatiente y en terreno árido, pero no hay más opción que llegar.
Presumen detenciones
Pese a que son muchos y cientos los que libran el cerco migratorio intermitente en los límites de Chiapas y Oaxaca, el Instituto de Migración presume que ha “rescatado” a muchos de los extranjeros.
Hasta mediados de febrero, la dependencia adherida a la Secretaría de Gobernación informó que se habían llevado a cabo más de 50 operativos de control y verificación en vías férreas, estaciones de ferrocarril y patios de maniobras del tren, en los cuales se rescataron mil 189 personas migrantes, 30 por ciento de ellos menores de edad, procedentes de países centroamericanos.
“Las personas que viajan en estos trenes han referido en las entrevistas con el instituto que, ante el cambio de la política migratoria, por parte del nuevo gobierno de Estados Unidos, se sienten alentados a llegar, por diversas vías, al norte de México”, señaló el INM.
A través de redes sociales, supuestos grupos de migrantes, como el denominado “Amigos del tren México‟, comparten mapas con rutas, estaciones del ferrocarril y albergues para descansar.
Además, los administradores de estas plataformas digitales aconsejan dónde abordar el tren y dónde encontrar sitios para descansar.
Pero Arriaga no figura no figura ya en el plan de los migrantes. Se escabullen de este sitio, se hacen humo cuando la autoridad o un lente de cámara los busca. Son invisibles ante los ojos de todos, pero llegan, logran su cometido: seguir en la ruta hacia Estados Unidos.