El río Suchiate, que sirve de frontera natural entre México y Guatemala, ha sido un punto destacado en el tema de la migración.
A lo largo del tiempo, se han hecho reportes de migrantes cruzando este río de diversas maneras, a menudo en condiciones desafiantes.
Las políticas gubernamentales y las dinámicas socioeconómicas en ambas regiones influyen en el flujo migratorio en esta área.
Una de las maneras para cruzar de territorio guatemalteco a suelo mexicano o viceversa, es usando la tradicional balsa, hecha con tablones y cámaras de neumáticos de tractores, principalmente.
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Los balseros que prestan el servicio para cruzar a las personas utilizan una vara larga para introducirla al fono del río y poder empujar para llevar a sus clientes hacia el otro lado, a tierra firme.
Del lado de Guatemala se puede ver a los migrantes hacer fila para esperar su turno y poder subirse a la balsa. Aun cuando ya terminó la temporada de lluvias, el río mantiene cierto caudal que hace necesario usar ese medio de transporte para poder cruzarlo.
Por cada viaje, los balseros suben de 10 a 12 personas distribuidas de tal forma que la balsa navegue de manera equilibrada, para llevar a buen fin a sus tripulantes.
Cabe mencionar que del lado mexicano también los nacionales usan las balsas para cruzar a territorio guatemalteco para comprar productos de la canasta básica que están más baratos, como por ejemplo la azúcar denominada “Justo Cabal”, entre otros.
Sin embargo, los balseros mexicanos y extranjeros que trabajan sobre el río Suchiate tienen entre sus principales clientes a los migrantes, entre hombres, mujeres y niños.
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