Cindy, originaria de Honduras y que viaja con sus dos hija menores, hermana, así como su esposos pasaron la Noche Buena y Navidad, así como otros mil 500 migrantes en las calles de Tapachula; esperando una respuesta del Instituto Nacional de Migración (INM) que aún no llega.
Con lágrimas en los ojos, contó para Diario del Sur que es la primeras que pasas estas fechas en las calle, en donde le ha pasado de todos y que sabe de todo el peligro que corren al estar durmieron a la intemperie, sin embargo, eso no le quita las ganas de seguir persiguiendo su sueño de llegar a los Estados Unidos.
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“Llevamos 15 días esperando una respuesta de migración, sufrimos acá, ya esperamos mucho tiempo y no nos queda de otra que seguir adelante, esto, a pesar de que sea muy difícil en las calles, más en estas fechas, pero esos nos toca vivir por alcanzar nuestros sueños”, expresó.
Añadió que seguirán realizando la fila esperando que el INM les entregue sus pases QR para poder salir de Tapachula. “Si tenemos que pasar el año nuevo en las calles no nos queda de otra y acá seguiremos esperando el tiempo necesario”. La autoridad no habla con ellos, no les dice nada, no se acerca y ya están desesperados de dormir en el piso y pasar hambre, pue solo comen una vez al día y en ocasiones cuando personas de buen corazón les regalen comida.
“Hoy estamos comiendo gracias a una personas que nos vino a regalar comida y eso lo compartimos para que a los seis pudiéramos comer un poco cada uno”, abundó. Lo discriminan, los asaltan, les faltan el respecto, los tratan mal, los hacen de menos y hasta han sido víctimas de estafa en esta ciudad a la que llegaron desde el mes de abril de este año.
“Hay ocasiones que me arrepiento de haber salido de mi país, pero ya gastamos, ya llevamos tiempo acá y ya no es una opción regresar a Honduras, pero si alguien no ha salido de sus país le diría que no se meneen, pues las cosas soy muy difíciles y no nos pintan o dicen”, manifestó.
Michel, de Honduras, que viaja con su hija de 5 años, mencionó que es muy triste, doloroso y no les queda de otra que secarse las lágrimas y continuar en la espera para salir de Tapachula.
“Yo estoy haciendo esto por darles una mejor calidad de vida a mi hija, se del peligro que corremos, ya que no hay de otra y espero que todo sacrificios que henos hecho tenga su recompensa en algún momento” externó.
Indicó que no pierde la fe de poder lograr su sueño de llegar a Monterrey encontrar un trabajo, vivir un tiempo en ese Estado, ahorras dinero y buscar llegar a los Estado Unidos con su hija. Puntualizó que salen por la violencia, la pobreza, falta de empleo y las pandillas maras salvatruchas que tienen en jaque a las autoridades de los países de Triángulo Norte de Centroamérica.