El albergue Jesús el Buen Pastor presenta un lleno ante los constantes grupos de migrantes provenientes de Centroamérica, Haití, Cuba y algunos países del continente africano.
Su aforo actual ronda en los 700 extranjeros, según relataron trabajadores del lugar, que buscan ampliar espacios para poder dar cabida a todos de forma segura, en medio de una pandemia que acecha a esta comunidad vulnerable.
Herbert, un hombre salvadoreño que ha sido acogido en este inmueble al sur de la localidad, relató que ahora se edifica una segunda planta para poder construir dormitorios y dar alojo a los extranjeros que siguen llegando, debido a que ahora mismo no tienen un techo dónde pasar la noche o las inclemencias del tiempo.
Aunado esto, dijo que todos los días en este albergue se tiene que preparar comida para los cientos de personas que allí están, por lo que es necesario que lleguen más apoyos para la comunidad migrante, que ahora pasa mucha pesadumbre y es víctima de xenofobia en la frontera sur.
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El lugar, que poco a poco ha logrado expandirse y tiene varios módulos, presenta una alta presencia de centroamericanos, en su mayoría, que se mantienen en los patios jugando con sus hijos o en tareas de limpieza del lugar.
A esto se suma las complicaciones por la actual pandemia del Covid 19, lo que ha obligado a tomar medidas sanitarias cautelares para impedir que se genere un contagio masivo en este lugar.
“El que no trae cubrebocas no puede entrar, también hay algunos migrantes que quieren fumar y para hacer eso se tienen que salir a la calle, aquí adentro se debe estar con cubrebocas, porque sabemos que estamos en una pandemia”, dijo.
La pandemia pone en riesgo total a este lugar y a los migrantes, por lo que debe hacerse un esfuerzo sobrehumano todos los días para evitar los contagios. En caso de que alguien presente síntomas respiratorios , debe ser aislado por completo como medida preventiva.
La titular de este albergue, Olga Sánchez, ha señalado en reiteradas ocasiones que se necesitan mas recursos para poder dar atención de primera calidad a los extranjeros, que siguen llegando por la frontera sur hasta Tapachula, lo que evidencia que los flujos de personas siguen dándose, pese a que en el río Suchiate militares y agentes migratorios siguen con un operativo que ya no espanta a los inmigrantes.