Migrantes viven en el kiosco del Malecón

Lentitud de trámites de regularización migratoria y refugio les deja en la incertidumbre

Rubén Zúñiga

  · miércoles 16 de octubre de 2019

Migrantes centroamericanos, viven en los parques de Tapachula, entre ellos en el Malecón /Foto: Rubén Zúñiga


Decenas de migrantes centroamericanos pernoctan desde hade tres y seis meses en los parques de Tapachula, entre ellos el parque del Malecón, ubicado sobre la 4ª sur y 20ª calle poniente, esto debido a que autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), no les ha emitido sus documentos migratorios.

En el kiosco del parque Malecón, existe cinco migrantes centroamericanos, entre ellos Pedro “N”, quien dio a conocer que “llevo viviendo más de dos meses aquí, aquí dormimos porque estoy esperando que me den mi tarjeta de refugio, pero hasta ahora no me la dan, y llevo dos meses esperando que me den los documentos”.

Relató que acudió también al INM para realizar sus trámites de regularización, pero tampoco le han dado respuesta, así que “aquí tengo que esperar en la calle, porque no tengo donde más dormir”.

Cuestionado donde come o hace sus necesidades, mencionó que para ellos, tiene que ir a las márgenes del río Coatán, además, se baña con el agua del afluente, y tiene que salir a mendigar para conseguir dinero y comer.

Otro de los migrantes que lo acompaña a Pedro, es Luis Felipe “N”, migrante hondureño garifona, precisó que desde febrero llegó a Tapachula, en búsqueda de llegar al centro del país para conseguir trabajo, sin embargo, ha tenido que vivir desde hace cuatro meses en los parques, entre ellos el del Malecón, debido a que hasta ahora no ha recibido la tarjeta de refugiado.

“Ya fui a la COMAR a tramitar mi refugio, pero llevo esperando más de un mes que me den mis papeles, pero hasta ahora no me dan respuesta”, dijo.

El grupo de extranjeros, precisó que en ese lugar han sido robado sus pertenencias, en especial zapatos y tenis, además, del poco dinero que les han hurtado pillos locales que operan en las inmediaciones de la colonia Obrera.

Así también, mencionaron que una vez al mes, han llegado personas de iglesias evangélicas que les llevan comida, agua y ropa.

Por ahora, varios migrantes viven en los parques de la ciudad, en espera de obtener sus documentos migratorios, o conseguir un trabajo para poder salir de la situación de calle en la que viven.