Las políticas migratorias del gobierno mexicano, obligan a grupos de familias con niños y niñas a esperar su trámite en condiciones inhumanas en un campamento improvisado en la comunidad de Viva México en Tapachula, siendo este sector el más vulnerable al permanecer a la intemperie y en un ambiente insalubre.
En el campamento ubicado a la orilla de la carretera México 200, unos mil niños juegan entre el lodo y casas de campañas maltrechas; mientras sus padres hacen fila para obtener un espacio en los autobuses que ofreció el Instituto Nacional de Migración (INM), para moverlos a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
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Heidi, originaria de Venezuela, tiene 8 días en el campamento con sus hijos, uno de ellos se enfermó de fiebre y ronchas en la piel, ya que la situación que enfrentan todos los días es muy complicada.
Dijo que durante el día los niños resienten el calor que supera los 37 grados y por las tardes sufren por las lluvias, por lo que tienen que refugiarse en cualquier espacio, sin embargo, es difícil no mojarse.
Por su parte, María Fernanda, migrante venezolana, afirmó que se encuentra desde hace 15 días en este lugar, junto a su pequeña hija, quién estuvo a punto de morirse debido a un cuadro de asma.
"A mí hija le dio un ataque de asma porque se me mojó y casi se me muere, pero aquí seguimos, estamos en condiciones muy duras, inhumanas los niños pasan demasiado riesgo acá, pero lamentablemente no tenemos otra opción", abundó.
El calor en el día logra mitigarse por la sombra de los árboles; sin embargo, por las tardes la lluvia y esos mismos árboles son el principal enemigo, pues cerca del lugar han impactado varios rayos, narró María Perozo, que tiene 6 días durmiendo amontonada con otras personas en una tienda de campaña.
"La lluvia nos tiene colapsados porque estamos durmiendo en carpas y a veces nos movemos porque el agua se nos mete. Hace un par de días cayó un rayo acá cerca de los árboles, nosotros en el suelo sentimos la corriente. No hay protección, estamos a la suerte aquí", sostuvo.
Aunque médicos sin fronteras y otras organizaciones de ayuda han colocado dos carpas, baños portátiles e instalado varios contenedores con agua, es insuficiente por la gran cantidad de personas que diariamente llegan al lugar.
Este campamento está conformado mayormente por venezolanos, pero también hay migrantes de Haití. Todos los grupos llevan niños desde los 2 meses de nacido hasta los 10 años.
Jorge Rondón, llegó el pasado 3 de septiembre al campamento con sus 4 hijos, hasta hoy no consigue abordar un autobús para sacar a sus hijos de estas condiciones tan duras. Él se siente obligado a aguantar este sufrimiento, porque el INM no los deja avanzar por propia cuenta.
"La situación es que nos están reteniendo aquí, ya yo tengo siete días con mis 4 hijos, entonces, por qué la migra nos retiene tanto tiempo que nos den el permiso y nos dejen seguir, porque si vamos en autobuses particulares ellos nos regresan hasta acá", acotó.
Cientos de familias latinoamericanas se aventuran a la peligrosa travesía de migrar desde el sur de América, hacia los Estados Unidos con la esperanza de encontrar “un mejor futuro” para sus hijos, sin embargo, en la frontera sur se han encontrado con un muro de trámites que los obliga a enfrentar situaciones muy complicadas.