El obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón, en su mensaje dominical hizo un llamado al pueblo católico a sumarse a la “Jornada de Oración por la Paz”, y es que se necesita estar unidos en este momento en que la indignación del pueblo ante la barbarie de la violencia que golpea al Estado y al país.
Expuso en su mensaje que el pasado 4 de julio la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, emitieron un mensaje titulado “Tejer en Cristo nuevas relaciones, de la fragmentación a la unidad” y detalla la necesidad de estar unidos.
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Al dirigirse a la familia diocesana, dijo que los obispos del país, como toda la iglesia siempre han estado preocupados por la paz del pueblo, y es que son siglos de oración y de acciones concretas que dicen más de lo se pudiera mencionar al respecto.
Afirmó que este domingo 10 de julio la iglesia inicia un camino que llevará a construir un proyecto que permita sumarse al mismo camino y al mismo tiempo ir más allá del momento coyuntural en el que se encuentra el país actualmente en materia de seguridad.
Señaló que esta respuesta vista a la ligera, pudiera hacer pensar que la iglesia reacciona porque han sido golpeados por la violencia en la muerte de sus sacerdotes, pero aclaró que ese no es el propósito.
Recordó que algunos de los padres han sufrido en su persona el golpe directo de la violencia, entregando de forma imprevista su vida a Dios, es solo porque sabemos que cuando la violencia llega hasta aquí es porque ha golpeado y diezmado tanto al pueblo que la lista de hermanos víctimas de la violencia seria interminable
"Cuantos hijos de nuestras familias parroquiales han sido víctimas de la violencia por cada uno de ellos, cristianos o no, llegue nuestra suplica al padre de la vida y al príncipe de paz", abundó
El obispo de la diócesis de Tapachula, Jaime Calderón indica que se tiene la certeza de que no se pretende dar la impresión de que se está retando al gobierno para que vea lo que pasa como iglesia y reitera que este no es un problema entre gobierno y la iglesia
Expone que la paz es un don de Dios, un regalo del padre amoroso que quiere un espacio seguro para que sus hijos nazcan crezcan, se realicen en el servicio a sus hermanos y cuando el los llame como decimos a propósito de los difuntos, descansen en paz.
En torno a la Jornada de Oración por la Paz, indicó que este camino inicia con una ferviente plegaria a Dios para que a los hombres sean constructores de la paz y para que los gobernantes cumplan con el deber que tienen, porque el pueblo que los ha considerado aptos para velar por su seguridad y buscar el bien común.