En su mensaje del tercer domingo de Cuaresma, el Obispo de la Diócesis de Tapachula, Monseñor Jaime Calderón Calderón reiteró que las fiestas cuaresmales deben estar marcadas por el espíritu de iluminación y purificación de nuestras vidas, pero también abordó el tema del inicio de las campañas electorales y la necesidad de la honestidad y transparencia.
Expresó que la población necesita verdaderos servidores públicos que sientan las realidades dolorosas de su pueblo, que rechacen toda mal formación burocrática y corrupta de la política, pidió devolver la dignidad a la política y hacer creíble con la honestidad y la transparencia de la búsqueda del bien común.
Se necesitan dirigentes políticos que vivan con pasión su servicio a los pueblos
En algunas regiones del país, han iniciado formalmente las campañas electorales, en Chiapas, dijo que estamos a punto de ingresar a este tiempo intenso de ejercicio político, por lo que pidió recordar a quienes van a contender por servicios públicos en bien de la comunidad las palabras del Papa Francisco.
Expuso que el Papa ha señalado que “se necesitan dirigentes políticos que vivan con pasión su servicio a los pueblos, que vibren con las fibras íntimas de su ethos y cultura, solidarios con sus sufrimientos y esperanzas; políticos que antepongan el bien común a sus intereses privados, que no se dejen amedrentar por los grandes poderes financieros y mediáticos, que sean competentes y pacientes ante problemas complejos, que estén abiertos a escuchar y aprender en el diálogo democrático, que combinen la búsqueda de la justicia con la misericordia y la reconciliación”.
Sin embargo, el mensaje no solo se dirigió a los políticos sino a toda la comunidad a tomar en serio y con detenido discernimiento su responsabilidad en el ejercicio de la elección de quienes contienden a un servicio público, evaluando el contenido y el valor de la opción que estos representan.
Monseñor Calderón Calderón indicó que se ha recorrido un camino doloroso y dramático en estos tiempos de pandemia, y el egoísmo parece imperturbable, seguimos enfermos de indiferencia ante la miseria y el sufrimiento del otro, por lo que detalló que urge sanar nuestros corazones de un mal mucho peor, que es el egoísmo y la indiferencia ante el dolor y la desdicha de los demás.
Agregó que no se puede pretender sanar, cuando todavía estamos estancados en actitudes individualista e indiferentes y pidió que como discípulos del Señor estamos llamados a llevar sanación a los hermanos y a los ambientes donde vivimos, llevar la compasión y la misericordia.
"Es necesario vacunar nuestras vidas con una buena dosis de amor y misericordia, en este tiempo favorable de la cuaresma, que invita a sanar y a liberarnos de toda actitud egoísta", acotó.