Conseguir empleo después de los 50 años es un desafío que enfrentan muchas personas en diversas partes del mundo y Tapachula no es la excepción, pues a pesar de su experiencia y habilidades adquiridas a lo largo de los años se topan con obstáculos significativos y son descartados por las en el mercado laboral.
Tapachula, como muchas otras partes del país, enfrenta tasas de desempleo que afectan a diversos grupos de edad. Sin embargo, los también llamados “cincuentones”, suelen verse desproporcionadamente afectados y desfavorecidos a la contratación debido a una serie de factores socioeconómicos y culturales.
En Chiapas, hay 440 mil 204 adultos entre 50 y 59 años de edad, según el dato más reciente del Comité Estatal de Información Estadística y Geografía, este grupo de población activa enfrenta retos particulares en su búsqueda de empleo.
"Cincuentones" discriminados y sobrecapacitados
De acuerdo a los empresarios uno de las principales barreras que sufren las personas de este grupo de edad es la discriminación, ya que muchos empleadores tienen la percepción de que no son tan productivos o no están al día con las nuevas tecnologías, limitando así sus oportunidades laborales.
A pesar de que la experiencia debería ser una ventaja, en muchos casos se convierte en un inconveniente, pues las empresas de la ciudad a menudo buscan candidatos jóvenes, suponiendo que serán más fáciles de capacitar y tendrán menores expectativas salariales a diferencia de una persona con experiencia, indicándoles que están sobrecapacitados para los trabajos.
Hasta el momento los empresarios de la segunda ciudad más importante de Chiapas, desconocen si existen programas de capacitación y reinserción laboral para adultos entre 50 y 59 años, pues la falta de información y acceso a estos recursos también es un problema para ellos
Algunos sectores, como el comercio y los servicios, ofrecen oportunidades para los mayores de 50 años. No obstante, estos trabajos suelen ser menos remunerados y con condiciones laborales menos favorables, comparados con los que tenían anteriormente.
La dificultad para encontrar empleo no solo afecta económicamente a los llamados “cincuentones”, sino que también tiene un impacto psicológico significativo, ya que la pérdida de identidad profesional y el estrés financiero pueden llevar a problemas de salud mental en las personas de esa edad.
Un oficio para ser autosuficiente
Artemio Godínez García, platicó que es vital aprender un oficio, pues es una estrategia vital para mantener sus ingresos después de los 50 años, ya que no tan fácilmente las personas de su edad tienen acceso a un empleo formal.
A sus 56 años, don Artemio reflexiona sobre la importancia de adquirir habilidades prácticas que le permitan seguir siendo productivo y autosuficiente en esta etapa de la vida en la que aunque están fuertes aún, muchos enfrentan dificultades para encontrar empleo.
Hace unos años, don Artemio enfrentó un desafío significativo cuando la empresa donde trabajaba decidió prescindir de sus servicios debido a su edad y a problemas personales. A pesar de su vasta experiencia y dedicación, no le ofrecieron alguna otra posición, dejándolo en una situación precaria.
“Fue un golpe duro pues fueron muchos años de trabajo para una empresa y solo me dieron las gracias y a pesar de que busqué trabajo en otra parte no me dieron por la edad, por ello, eso aprendí a lavar carros y ahora con eso salgo adelante”, expresó.
Añadió que en el autolavado donde él trabaja hay otros adultos mayores de 50 años que pasaron por lo mismo y ahora se encuentran trabajando en ese oficio, ya que no tuvieron otra oportunidad para laborar en otra empresa.
Comentó que el proceso no fue fácil, pues tuvo que invertir tiempo y esfuerzo en adquirir las habilidades necesarias, así como construir una clientela que quede a gusto y regrese a lavar los carros donde él trabaja.
“Al principio, no fue fácil conseguir clientes, la competencia es dura y muchas personas no confiaban en un hombre mayor para este trabajo”, comenta. Sin embargo, con perseverancia y dedicación, poco a poco fue ganándose la confianza y estima de sus clientes.
Para don Artemio, aprender a lavar autos no solo fue una manera de generar ingresos, sino también una forma de recuperar su dignidad y autoestima, pues su dedicación en su nuevo oficio también le permitió mantenerse activo y sentirse útil en la vida.
Consideró que las instituciones educativas y los gobiernos deben desempeñar un papel crucial al ofrecer programas accesibles para que las personas de todas las edades puedan adquirir nuevas habilidades.