Pese a la vigencia de la pandemia en la frontera sur, pobladores de Tuxtla Chico realizan este año la celebración a San Pedro Mártir, en medio de misticismo.
Los rituales que han comenzado cuatro sábados antes del día 27 de abril, consisten en peregrinaciones lideradas por “Los Negritos”, niños y jóvenes que son “entregados” en ofrenda a este santo.
También se monta un cofrado, que será una casa donde se realizarán oraciones y ceremonias en honor a San Pedro.
Para tal celebración, se hace un altar con hoja de pacaya, flores de corozo y diversas imágenes en bulto de San Pedro Mártir y San Marcos.
Los visitantes llevan flores, velas y veladoras, para acompañar las rituales al sonar de tambores y unas chirimías o flautas de madera con hojas de palma en la boquilla.
Allí se hacen presentes todos los integrantes de la cofradía, así como un centenar de "negritos", niños desde seis meses de edad hasta mayores de 18 años. Usan ropa usual, pañuelo rojo al cuello, pintada la cara con color negro, sacado del tizne de los cómales o de las ollas de barro y un chin chin o maraca.
De esta manera, desde este domingo los recorridos por las calles de Tuxtla Chico han comenzado, donde más de 300 personas participan, algunos utilizando cubrebocas aunque la mayoría no.
A este peregrinar se unen los correlones, jinetes que a caballo se preparan para la “Guerra de Dulces”, que se celebra el próximo 29 de abril.
En esta misma fecha los correlones realizan carreras en las que sacrifican a patos, los cuales cuelgan de alambres y en su trayectoria los jinetes arrancan la cabeza.
Pese a la pandemia, los cohetes no han dejado de sonar desde la noche de este sábado y han perdurado durante todo el domingo, lo que ha causado malestar entre pobladores de este municipio fronterizo.
Este año la celebración no fue interrumpida, como ocurrió en 2020, cuando las autoridades municipales no permitieron que se llevara a efecto.
Pero en esta edición del 2021, tal parece que la presión de los organizadores rebasó a las autoridades locales, que decidieron celebrar a San Pedro Mártir en medio de contagios y el riesgo aún latente de la pandemia.