Pijijiapan, Chiapas. - Alrededor de 800 familias que residen en las proximidades de las vías del ferrocarril en la cabecera municipal y sus colonias vecinas están uniendo sus esfuerzos para evitar la destrucción de sus viviendas, las cuales han ocupado durante muchos años, por esto formaron grupos y buscan asesoramiento legal e ingenieril en un esfuerzo por proteger sus hogares.
La voz de su preocupación y desesperación fue expresada por el señor Guadalupe Ramos, uno de los jefes de familia que reside en las inmediaciones de la red ferroviaria en la cabecera municipal. Esta preocupación y angustia está empezando a afectar a diversas familias en la zona urbana y suburbana de esta localidad.
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Estas familias indican que ya están organizadas y listas para luchar por esta causa, en una situación que refleja lo que está ocurriendo en otros municipios costeros que se oponen a la reubicación y, sobre todo, a la demolición de sus propiedades.
Guadalupe Ramos también señaló que el paso del tren es parte de la vida cotidiana en esta área. Desde antes del huracán Stan en 2005, las familias se acostumbraron al sonido de las ruedas de acero y las vibraciones del tren, al que consideran una presencia constante en sus vidas.
Sin embargo, enfatizó que los accidentes que han ocurrido en la zona fueron principalmente el resultado de la imprudencia de conductores que no respetaron las señales del tren, especialmente dentro de la zona urbana.
Los residentes dejaron claro que no están en contra de nadie, simplemente buscan que el gobierno respete sus patrimonios en los que han vivido durante muchos años. Las casas que construyeron en las proximidades de la red ferroviaria son el resultado del arduo trabajo de cada familia.
Esta preocupación también se extiende a las colonias El Llanito y Tres de Junio, que están ubicadas cerca de la cabecera municipal de Pijijiapan. Los residentes de estas comunidades están igualmente comprometidos a defender sus hogares y su patrimonio.
Los pobladores hacen un llamado para que se respeten los cinco metros a ambos lados de las vías del tren, ya que, en el caso de Guadalupe Ramos y otros, si se les quita ese espacio, perderán sus hogares, lo cual es una preocupación legítima y urgente.
Este tipo de preocupaciones y solicitudes se están volviendo cada vez más comunes en varias comunidades de la zona costera, donde los residentes se oponen firmemente a la reubicación y piden que se respeten sus hogares y sus propiedades en las cercanías de las vías del tren.