De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en Chiapas 3 mil 838 personas se encuentran viviendo en la vía pública ya sea en parques, vehículos abandonados y hasta en basureros, de los cuales 2 mil 231 están en pobreza moderada y mil 607 en pobreza extrema.
En Tapachula son más de 50 personas en situación de calle las que deambulan, algunos son adictos a las bebidas embriagantes o a las drogas, mientras otros fueron expulsados por sus familias de su hogar para quedarse con sus bienes o por otras causas, sin importarles que hayan quedado abandonados a su suerte.
Con ropa muy vieja, cargando muletas o bastones hechos de palo o postrados por falta de movilidad en sus piernas, son visualizados por la gente en el primer cuadro de la ciudad, mientras piden unos pesos para subsistir tras algunos ser asaltados, atropellados, padeciendo hambre, presentando crisis de ansiedad, cuadros mentales o enfermedades como la hipertensión y diabetes sin tratamiento.
Don Salvador, desamparo en la calle
A escasos metros del DIF municipal y a pesar del llamado realizado por vecinos, las autoridades le negaron apoyo a un hombre en situación de calle, pese a que vecinos de la 8a Norte entre 17a y 19a Poniente, pidieron el auxilio
Por días don Salvador de 55 años de edad, con domicilio en el cantón Chicharras estuvo la intemperie, presentando un grave cuadro de deshidratación, heridas en ambas piernas en situación muy delicada.
En marzo del 2019 la lente de Diario del Sur, acudió al auxilio brindado por el grupo SAE para trasladar al hombre al Hospital General, siendo al día siguiente que personal del DIF Tapachula acudió por unos datos y se retiraron sin decir si se harían cargo de él.
La situación evidenció la forma de quien fuera presidenta del DIF municipal, Laura García Arjona, al no interesarse por la vida de un ser humano, pese a que el gobierno es quien paga los gastos que nosocomio y la institución realizan, situación que derivó en que los vecinos de la colonia 5 de Febrero dieran parte a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para que tomara cartas en el asunto sobre el tema y obligara a las autoridades a dar el servicio a la ciudadanía sin distinción alguna.
De acuerdo con los doctores del hospital, don “Chava” presentaba un cuadro severo de desnutrición, lo que le provocaba falta de energía, aunque quisieron tratarlo adujeron que él se escapó para volver a las calles en donde el vicio del alcohol terminó con su vida, muriendo en plena vía pública y para finalmente acabar en una fosa común ya que nadie llegó a reclamar el cuerpo
El calvario de la maestra Mary
Otro caso fue el de una mujer que fue encontrada en pleno centro de la ciudad y sin poder caminar, ni mucho menos ingerir alimentos. Se trató de una profesora de primaria jubilada de nombre María Magdalena Gómez López, de 65 años quien estaba tirada y grave de salud en la 4a norte y 3a poniente de Tapachula el 15 de enero de 2024, donde vendedores ambulantes muy angustiados pidieron el apoyo a personas altruistas.
Tras una campaña implementada en redes sociales, paramédicos de la Cruz Roja Mexicana acudieron hasta donde se encontraba la persona y observaron que apenas podía hablar.
Las mujeres policías abrieron paso a los rescatistas que rápidamente la subieron a la ambulancia para llevarla al Hospital General de Tapachula, en donde en un principio el personal se opuso a recibirla, pero al final se logró que la atendieron, ya que su vida corría peligro.
En una investigación sobre este caso en específico, Diario del Sur sacó a la luz que la paciente fue catedrática en escuelas primarias del ejido Viva México, el Cantón Villaflor, en Fracción Palmas y hasta en el Primaria Federal 29/a Batallón, pero llevaba 15 años viviendo prácticamente en plena calle.
Pasaron unos días y a la profesora le dieron de alta, dejándola en una calle del Centro sentada en una silla de ruedas completamente sola, en donde horas más tarde las autoridades reportaron su terrible deceso y desconociéndose si algún familiar reclamó el cuerpo o fue enterrada en una fosa común.
Grupos de auxilio limitados a actuar
Heber Esaú Méndez Alfaro, pertenecientes al equipo de rescate del grupo CARCH o también conocidos en Tapachula como “Las Luciérnagas Verdes”, indicó que en este tipo de casos las personas en situación de calle presentan cuadros severos de deshidratación, no tienen una buena alimentación, por las bebidas embriagantes sufren caídas e incluso a veces son atropellados por cuando intentan cruzar la calle.
“Hemos trasladado pacientes indigentes en coordinación con Cruz Roja Mexicana o Protección Civil, no los reciben porque no hay un familiar que se haga cargo. Las autoridades deberían coordinarse entre el DIF municipal y el Hospital General de Tapachula. Nosotros en el caso de atención prehospitalaria hacemos todo lo posible por ayudarlos, pero no existe interés por el prójimo ese el tope que nos da siempre mucho problema. A nosotros no nos interesa si tiene o no economía, quiero recalcar que no es cuestión de nosotros y a pesar de eso luchamos por sus derechos para que se les brinde la atención necesaria”, puntualizó.
Dificultades en la atención a indigentes en el Hospital General de Tapachula
Diario del Sur intentó obtener una entrevista con el director del Hospital General de Tapachula, Gerardo Urquieta, pero por el cambio de poderes en el gobierno, en el nosocomio indicaron que hay que esperar cita y ver si acceden a proporcionar la información.
La política del nosocomio indicó que toda persona admitida debe ir acompañada por algún familiar, por lo que en el caso de los indigentes al no tenerlo, su recepción se complica, ya que las trabajadoras sociales indican que les cuesta pedir el apoyo al DIF Tapachula para hacer una búsqueda de un familiar, tener alternativas o tratar de accionar con algunas estrategias atenderlos pese a que se trata de vidas humanas.
Hasta el momento en Tapachula no existe una dependencia que se preocupe por buscarles un refugio, darles alimento o explicarles qué puede pasar con ellos. Se sabe que la mayoría subsiste de pedir limosna, algunos con heridas abiertas exponiendo sus vidas, esperando que se les quiten las ganas de vivir, mientras de las autoridades no hay aliento para tratar de ayudarles.