Locatarios del mercado San Juan, reconocieron que hasta ahora autoridades estatales no han incrementado la presencia policiaca en el principal centro de abastos de Tapachula, a pesar que hace una semana cuatro personas perdieran la vida, entre ellas dos policías, a manos de un sicario que disparo a quema roba contra dos comerciantes.
La presidenta de la Asociación de Locatarios Libres del Rosa María Álvarez Roque, precisó que han solicitado el apoyo a las autoridades municipales para que se refuerce la seguridad en el mercado, “en el mercado somos gente honrada, trabajadora, todo mundo trae sus productos del campo, y queremos que la población sienta seguridad”.
Agregó que las autoridades municipales han enviado rondines policiacos, pero de parte de las autoridades estatales, solo enviaron elementos policiacos el pasado sábado y de ahí, volvieron a desaparecer.
“Nosotros queremos mayor protección, mayor vigilancia, porque vimos que la población ya no vino al mercado, de la policía estatal solo el sábado los vimos, municipales si están constantes, pero estatal nada.”
Por su parte, la integrante de la unión de introductores, Arely Peñuelas, reiteró que la solicitud es “para los tres niveles de gobierno para que la seguridad sea constante, porque solo está la policía municipal, y se han implementado operativos en diferentes horarios”.
Relató que las ventas bajaron en un 90 por ciento, y fue hasta el fin de semana pasado que las ventas incrementaron o se mantuvieron en la normalidad. Ante esto, los comerciantes y locatarios, reiteraron la necesidad que autoridades estatales, así como federales también asuman su compromiso de trabajar y garantizar la seguridad para la población.
Cabe mencionar que a una semana de ese incidente delictivo, hasta ahora la Fiscalía General del Estado (FGE), ha demostrado su ineptitud al no tener avances en la investigación sobre el presunto responsable que disparó a comerciantes y policías municipales, privándolos de la vida, y solo se limitó a victimizar a uno de los comerciantes sindicándolo de pandillero, cuando el vendedor que falleció solo se dedicaba a la venta de legumbres.