La escasez de ganado en la zona ha provocado el aumento del 25 por ciento del precio de la carne de res en los mercados públicos, situación que representa un duro golpe en el bolsillo de las familias.
El director general del rastro de Tapachula, Jorge Ortiz Arévalo, afirmó que debido a la escasez, que no es privativo de la zona, en la actualidad en los mercados locales el precio de carne pasó de 120 a 150 pesos el kilogramo.
Dijo que no hay ganado disponible en la zona para cuchillos, ya que la mayoría de los ganaderos no cuentan con animales destinados al sacrificio y por ello no hay carne disponible.
Señaló que antes esto se suplía con la entrada de los camiones denominados “panzudas”, procedentes de Yucatán y Campeche con lo que se cubría la demanda, pero en la actualidad estas acciones están prohibidas y eso condiciona esta escasez de carne de res.
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Sin embargo, detalló que en esta época de cuaresma no hay gran consumo de carne porque se sustituye con mariscos, pescados y pollo, aún así la carne de res como la de cerdo han incrementado sus precios, porque se mantiene una demanda.
Indicó que a pesar de que Chiapas tiene mucho terreno destinado al ganado, en la actualidad los ganaderos por la época de estiaje prefieren venderlo como está, y comercializan el ganado de media ceba, es decir de 250 a 300 kilos, mismos que son comprados principalmente por empresarios de Monterrey que los terminan de engordar y que después regresan la carne de segunda empaquetada.
Refirió que en el rastro de Tapachula se está sacrificando únicamente el 35 por ciento de la carne caliente que se consume y el resto procede de otros lugares, cuyas condiciones son las que imperan en la actualidad y las que condicionan el incremento en el precio y que ha generado una caída en el consumo de este alimento.
Puntualizó que en Tapachula se consume alrededor de 100 reses diarias, sin embargo, derivado a la escalada de precios la comercialización de canales de bovinos ha disminuido 30 por ciento.
Mencionó que a pesar del aumento, muchas amas de casa aun no resienten estos incrementos porque están acostumbradas a comprar no por kilogramo sino por montos establecidos, es decir que piden al carnicero 100 o 80 pesos de carne y reciben el producto, sin embargo, esto se refleja en menos cantidad y con ello el consumo por miembro en la familias se ve disminuido.