La poza de Montenegro, situada al norte de Tapachula, es reconocida como una de las áreas más vigiladas y limpias de la ciudad. A diferencia de otras fuentes de agua, no tiene desechos, ni aguas negras desembocando en su cuenca, lo que la convierte en un punto de referencia para la comunidad en términos de conservación y limpieza.
Este esfuerzo por mantener la poza en condiciones óptimas no ha sido fortuito. Los propios vecinos se han organizado en un comité de vigilancia dedicado a la limpieza y al control de desechos. Esta iniciativa comunitaria ha sido clave para asegurar que la poza se mantenga libre de basura y aguas residuales provenientes de los drenajes.
Bulmaro Delesma Ávalos, integrante de comité de vigilancia, destacó la historia e importancia de la Poza de Montenegro. Con más de 60 años de existencia, la poza ha sido un lugar de recreo desde su infancia, cuando acudía con su padre. Con el tiempo, la comunidad ha trabajado en profundizarla, alcanzando actualmente más de tres metros de profundidad.
La comunidad no solo se ha enfocado en la limpieza, sino también en el mantenimiento e infraestructura natural de la poza, ya que han colocado piedras para hacerla más profunda. "Hemos puesto murallitas de piedra para que en tiempo de verano la poza también esté llena y las personas puedan disfrutar del agua", comenta Delesma Ávalos a Diario del Sur.
Añadió que estos esfuerzos permiten que durante las vacaciones, la poza sea un lugar popular para actividades recreativas como hacer carne asada, un día de campo y pasar un rato agradable en familia disfrutando de su agua fresca.
Precisó que los domingos, la poza de Montenegro recibe un promedio de 30 visitantes, que acuden a bañarse y disfrutar de un día agradable en familia.
Detalló que la vigilancia es constante, con recorridos diarios para asegurarse que los visitantes no dejen basura. Aunque algunos se oponen a las indicaciones, la mayoría sigue las normas establecidas para mantener limpio el lugar.
“Para garantizar que la poza siga siendo un espacio limpio, se pide a las personas que recojan la basura que generan, pues ese simple acto de responsabilidad es fundamental para mantener la poza en las condiciones en que se encuentra hoy”, abundó.
Destacó que las denuncias realizadas por la comunidad ante las autoridades de Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Comité de Agua Potable de Tapachula (Coapatap), han sido cruciales para mantener la poza libre de contaminación, ya que las instituciones han respondido efectivamente, evitando que las aguas negras sean vertidas en el brazo del río Coatán que alimenta la poza.
"Todas las personas pueden llegar a bañarse en la pocita de agua, pero deben cuidarla y levantar su basura para seguir disfrutando de este lugar que incluso todavía se utiliza para lavar ropa por lo limpia que está", puntualizó Delesma Ávalos.
La basura, una amenaza constante
La poza Montenegro, un manantial que se ha mantenido limpio gracias a los esfuerzos de la comunidad que lleva el mismo nombre, enfrenta un peligro constante: la basura de los ciudadanos que viven en la comunidad más arriba.
Magali, miembro del equipo de limpieza de este lugar expresa su preocupación sobre la situación y lamenta que la comunidad de Miramar, ubicada río arriba, esté contaminando el brazo del río Coatán, que alimenta la poza.
“Los vecinos desechan bolsas negras llenas de basura, así como animales muertos como mascotas y pollos, lo cual representa un grave peligro para el único manantial limpio de la ciudad que ellos han protegido de la basura por años y así continuará”, expresó.
Comenta que la dedicación de la comunidad es crucial para mantener la limpieza de la poza, pues gracias al arduo trabajo del comité de limpieza, tanto la poza como el brazo del río que la alimenta se han mantenido en buenas condiciones, lo cual, permite que las familias puedan disfrutar de este espacio natural.
“Mantener limpio el río no es una tarea fácil. Sin embargo, mientras exista fuerza y determinación, se continuará con la labor para asegurar que las futuras generaciones puedan disfrutar de un lugar. A pesar de las múltiples advertencias y letreros que piden a la gente que cuide la poza y recoja su basura, estos signos son frecuentemente destruidos o ignorados”, abundó la joven.
Lamentó la falta de conciencia ambiental en la población, que no parece comprender la importancia de proteger este recurso natural que aún se mantiene limpio en esa comunidad.
Dijo que la poza Montenegro no solo es un refugio para las familias de Montenegro, sino también es un recurso indispensable para toda la población de Tapachula, especialmente durante los calurosos periodos de estiaje.
Externó que los días de calor, la poza se convierte en un lugar de esparcimiento muy visitado, lo cual destaca aún más la necesidad de mantenerla limpia y libre de contaminación. “Las lluvias recientes han traído algo de alivio, pero el problema de la basura persiste y requiere una solución urgente y sostenible”.
Destacó que continuarán luchando contra la contaminación, pues sus esfuerzos son incansables y es un ejemplo de cómo el trabajo comunitario puede marcar una diferencia significativa en la preservación del medio ambiente.
Puntualizó que la poza Montenegro enfrenta un desafío constante y crítico debido a la basura y los desechos arrojados por los ciudadanos. Sin embargo, gracias al comité y el trabajo constante de la comunidad, hay esperanza de que este lugar pueda mantenerse limpio y seguir siendo un área de disfrute para las generaciones futuras.