Migrantes que huyen de la inseguridad y las pandillas que operan en Honduras, dieron a conocer que prefieren morir en el intento para alcanzar el sueño americano que en manos de la Maras que operan extorsionando en su país.
La familia hondureña, Romero Cerro, que lleva dos meses durmiendo en la banqueta de las antiguas oficinas de la cooperativa de productores de café “ISMAN” al sur de la ciudad, platicaron para Diario del Sur que es difícil estar sin empleo, sin comer, pero es preferible a morir en manos de las maras.
Sofía Cerro, a la orilla de una fogata; en donde cocinaba frijoles, mencionó que sufren mucho en esta ciudad por no tener documentos para conseguir trabajo, ya que sin papeles son explotados por sus empleadores.
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“En los dos meses que llevamos en Tapachula nadie nos quiere dar un empleo bueno y los pocos que hemos obtenido no nos lo han pagado, por no tener una visa humanitaria, pero no nos queda de otra que aguantar, porque no es una opción regresar a Honduras”, expresó.
Con su hija de 11 meses en brazos, mencionó que en México hay personas buenas que les regalan comida, pero que también ciudadanos malos que no los quieren en esta ciudad y que los ofenden sin ninguna razón.
“Créame que si yo estoy acá con mi familia es porque no hay de otra y porque a fuerzas tenemos que pasar por esta ciudad para tratar de alcanzar nuestro objetivo que son los Estados Unidos”, abundó.
Señaló, que muchas veces son engañados, pues les ofrecen trabajo, les piden levantarse de madrugada y ahí los dejan botados, ya que no pasan por ellos.
Ángel Romero, esposo de Sofía, padre de un niño de 11 años y su niña de 11 meses, externó que Guatemala se ha vuelto muy complicado para llegar a México, ya los elementos de las distintas corporaciones de seguridad los dejan pasar, siempre y cuando lleven dinero.
Llegar a la frontera de México con Guatemala nos costó ocho mil lempiras, lo cual, son más de seis mil ochocientos pesos mexicanos
Sostuvo, que para ingresar a suelo mexicano no le costo nada, pues su esposa e hijos lo hicieron por las balsas que transportan a personas entre ambas naciones, mientras el cruzó el río Suchiate caminando.
Dijo, que esperará un mes más para ver si la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados les da visas humanitarias para cruzar el país de manera legal y no ser detenidos por los elementos del Instituto Nacional de migración.
Finalmente, pidió a las autoridades que les ayuden con sus papeles, para poder tener un trabajo digno y evitar más abusos de sus empleadores en esta ciudad.