El incremento de casos de depresión en el Soconusco es una preocupación para las autoridades de salud, ya que desde el inicio de la pandemia por el coronavirus ha experimentado un aumento considerable en comparación con los años anteriores, según indicó Yadira Gálvez Aguilar, responsable del programa de salud mental y adicciones del Distrito de Salud 7 (DS7).
Mencionó que el DS7 ha experimentado un notable aumento en la demanda de atención, ya que anteriormente se atendían a 2 pacientes en un lapso de un mes, pero ahora la carga de trabajo ha aumentado a 8 pacientes.
Reveló que el 60% de la población del Soconusco aún no reconoce problemas de depresión, lo cual es preocupante, ya que puede obstaculizar la búsqueda de ayuda y el acceso a tratamientos adecuados por parte del sector salud.
Explicó que el impacto de la depresión no solo afecta a los individuos, sino también a la sociedad en su conjunto y uno de los factores principales fue el encierro vivido durante la pandemia, cuando el ser humano, por naturaleza, es sociable.
Comentó que es muy complicado detectar la enfermedad o el número de personas afectadas en los 15 municipios de la región del Soconusco, ya que cada uno de ellos tiene sus peculiaridades debido a la costumbre, cultura o falta de información; muchos pueden tener los síntomas y no identificarlos.
“La pérdida del apetito, el sueño, la tristeza excesiva, sentirse decaído, aislarse, la falta de ganas de realizar actividades diarias y quienes pasen un lapso de dos semanas experimentando estos síntomas podríamos decir que están pasando por un cuadro de depresión”, expresó.
Añadió que todos estos síntomas pueden afectar la salud de los ciudadanos e incluso llevar a la autolesión o a atentar contra su vida cuando el padecimiento se agrava en algún paciente que busca atención médica.
En este mismo sentido, Miguel Ángel Mancera Castillo, médico del Centro Integral Juvenil (CIJ), reveló que un 30 por ciento de los pacientes que atienden intentan atentar contra su integridad debido a un cuadro de depresión.
Además, detalló que atiende a más de 50 pacientes de manera mensual y el 10% de estos manifiesta conductas suicidas, subrayando la gravedad de la situación a la que se enfrentan en la ciudad.
Destacó que para combatir el pensamiento suicida se requiere de una atención multifactorial que involucre la medicina, psiquiatría y psicología, pero principalmente se necesita el apoyo de la familia, que esté pendiente no solo cuando surge el problema.
Externó que la sensibilización sobre la importancia de la salud mental es clave para reducir el estigma asociado con los trastornos mentales, ya que la comunidad debe trabajar en conjunto para fomentar un ambiente de comprensión y apoyo, permitiendo a quienes luchan contra la depresión buscar ayuda sin temor al juicio.
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“En nuestro caso, desde que abrimos el área psicológica, hemos experimentado un aumento de hasta un 40 por ciento en los pacientes que buscan ayuda, ya que antes solo atendíamos problemas relacionados con adicciones en la región”, abundó.
Puntualizó que la depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza que padecen las personas de todas las edades, pero se concentra principalmente en los adultos jóvenes.