Es imprevisible, el enamoramiento aparece de pronto, cuando menos lo esperas. No importa si tienes pareja o no, si en ese momento eres feliz o no, después de todo, es bien sabido que Cupido es un niño caprichoso y sus flechas hieren a los mortales en el momento menos indicado, por lo general.
De pronto, todo se trata de la persona que te “ha movido el tapete”, revisas el Face cada cinco minutos por si hay algo nuevo, cambias tu estado y te enojas si la otra persona no ha puesto aún que está en una relación con…, quieres verle, cuentas las horas, los minutos, todo acerca de él o de ella es interesante.
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¿O no? Lo que dice la ciencia es que todas esas emociones dulces no son más que un incremento de la dopamina, un neurotransmisor relacionado con las sensaciones agradables, el placer, la emoción y la motivación, a la dopamina se suman la serotonina, la cual regula las emociones, la temperatura corporal, la sensación de saciedad y el apetito sexual mientras que la endorfina, permite disfrutar el placer y mitiga la sensación de dolor además de liberar las hormonas que intervienen en la respuesta sexual.
Por eso todo lo que quieres es ver y saber sobre quien te ha robado el corazón, no importa si por el momento nada ha pasado de la tan temida “friendzone”.
¿Entender el proceso químico disminuye el enamoramiento?
Generalmente, comprender los procesos permite racionalizar las reacciones y con ello una disminución de ellas, sin embargo, en el caso del enamoramiento, esto no funciona para nada así.
Saber que el amor no es más que un cóctel químico, no evita que las personas continúen el proceso del enamoramiento, esto sucede porque además del desbalance químico que ocurre en el cerebro cuando nos llega el amor, también hay efectos en el cuerpo (cosquilleo en el estómago, sudoración en las manos, nervios al ver a la persona) y procesos como el juicio, la motivación y la lógica se ven afectados.
Es por esto que se dice que “el amor es ciego” o más bien, que la persona enamorada se vuelve “ciega” a los defectos de la persona amada, no importa que se los hagan notar todos sus amigos y parientes.
La sicología coincide en tres fases a considerar en el enamoramiento:
Fase uno, Atracción: es el momento en que la persona te parece “lo más” que te provoca “ese no sé qué, que qué sé yo”, no importará en realidad su físico, a ti te gusta, sea atractivo o atractiva para el mundo o no. Esta Fase dura algunas semanas o meses.
Fase dos, intimidad: Si lograste superar la atracción y se fue complementando con el entendimiento mutuo, compartir intereses, entonces la relación se vuelve más fuerte e íntima. Ambos se conocen más allá de lo simplemente físico, conocen sus gustos, disgutos y van rumbo a una relación más leas, esta fase dura entre 1 y 4 años aproximadamente.
Fase tres, sí, es amor: Aunque hoy día pocas relaciones duran tanto, llegar a la fase tres habla de parejas con vínculos fuertes que durarán de manera indefinida, a estas alturas se comparte muchas veces la casa, las responsabilidades, los hijos, las mascotas, los pagos y los sueños.
En San Valentín, las parejas buscan reforzar sus lazos de amor, ya sea que tengan unos días saliendo o algunos años y aunque se dice que el amor es ciego y lo guía la locura, la verdad es que todos anhelamos en este día, el ahora acusado de simple idea comercial, tener aunque sea una paleta de corazón obsequiada por nuestro admirador secreto, un amigo, una amiga o, bueno, tu mamá.
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