Con la llegada del fin de año, diversas comunidades en Chiapas se sumergen en la tradicional celebración de la quema del año viejo, un ritual arraigado en la cultura popular que representa la eliminación simbólica del pasado para dar paso a la renovación y atraer la buena suerte en el nuevo año.
Esta costumbre consiste en la creación de muñecos elaborados con prendas viejas, aserrín, papel periódico y elementos pirotécnicos, colocados en sillas junto a bebidas, botes y carteles que solicitan ayuda monetaria. Los muñecos representan el año que concluye y son quemados a la medianoche del 31 de diciembre, en un acto simbólico de purificación.
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La tradición, presente en varios municipios chiapanecos, se ha extendido a estados como Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Yucatán, así como a otros países latinoamericanos como Ecuador, Colombia y Venezuela. Aunque se desconoce el origen preciso de esta práctica, algunas versiones sugieren que proviene de Europa, vinculada a antiguos rituales paganos como los saturnales romanos o las celebraciones celtas.
Adrián, un joven de 17 años residente del municipio de Tonalá, en entrevista para El Heraldo de Chiapas destacó la importancia de la caracterización del muñeco, que puede vestirse de forma tradicional o representar a personajes famosos. A pesar de su entusiasmo, señala que la participación en esta tradición ha disminuido con el tiempo, con menos familias interesadas en elaborar sus propios muñecos y disfrutar de la convivencia familiar que acompaña a esta actividad.
Es bonito, me comenzó a gustar de niño cuando me juntaba con mis primos para reunir las prendas y hacer el muñeco, eran momentos de convivencia y diversiónDijo Adrián
La quema del año viejo no solo es un acto festivo, sino también una manifestación de dar la bienvenida al nuevo ciclo con esperanzas de prosperidad y buenos augurios.