La iglesia católica reiteró su postura de no estar de acuerdo en lo que consideran el uso desmedido de la fuerza, con violencia y atropellos que se usan para intimidar y detener a los migrantes por parte de los agentes de las instituciones federales mexicanas.
En su mensaje dominical el obispo de la diócesis de Tapachula, Jaime Calderón Calderón, reconoció que detrás de las caravanas hay una infinidad de intereses, por parte de instituciones y organizaciones no gubernamentales que han hecho de los migrantes una industria para beneficio personal.
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Dijo que es probable que por el trato recibido, la salida de las caravanas sea menos frecuente en fechas próxima, sin embargo, en Tapachula, la aglomeración, el hacinamiento, el desempleo, el hambre, la tentación de refugiarse en las drogas, los problemas de salud y el estrés colectivo, fruto de la sobrepoblación, siguen siendo el pan de cada día.
El líder religioso señaló que desde las primeras caravanas en el 2018 Tapachula comenzó a ser punto de reunión para una enorme cantidad de migrantes, en su mayoría haitianos, respondiendo a la voz de fronteras abiertas y trato respetuoso de parte del gobierno federal, aunque reconoció que la espera de los migrantes, para recibir un documento que les permita el tránsito seguro por el país, ha sido interminable.
El obispo hizo un llamado a los sacerdotes y agentes de pastoral de la familia diocesana, probados por el crisol de las emergencias que les ha tocado vivir, procurar seguir haciendo lo más que se pueda para aligerar el peso de la cruz de los que llama hermanos nuestros golpeados por la pobreza, la violencia y el desamparo.
Finalizó que coordinados por el Presbítero Cesar Augusto Cañaveral, unirán fuerzas para ofrecer, en las parroquias de la Ciudad de Tapachula: alimento, atención de la salud y alojamiento, un espacio donde estas personas migrantes puedan recibir un gesto de amor al menos en estas tres necesidades que son las más urgentes.