Lázaro Contreras llegó hace cuatro meses a Tapachula, en la frontera sur de México. Salió de su natal Honduras debido a las condiciones adversas de empleo y seguridad, que han corrompido a todo el sistema político de este país centroamericano y dado territorio para que los pandilleros operan y controlen.
Acompañado de su padre, un sexagenario, se han empleado en el programa Sembrando Vida, que les deja un estimado de dos mil 500 pesos por quincena, por trabajar de lunes a viernes en jornadas de 8: 00 de la mañana a 14:00 horas.
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Para el joven de 24 años, los problemas de trabajo no se resolverían por completo, pero sí contribuirían a aminorar la migración irregular de sus connacionales en caso de que este programa del gobierno mexicano llegara de manera íntegra a su país.
“No podemos decir que va a acabar con la migración, porque allá a la gente que trabaja la extorsionan los Maras y les quitan su dinero, entonces los gobiernos tendrían que erradicar ese problema para que las familias puedan estar más tranquilas”, afirmó.
La opinión de Lázaro la comparten varios migrantes que permanecen en los terrenos donde Sembrando Vida ha plantado ya cientos de árboles y plantas de distintas especies, por lo que ven con buenos ojos la llegada de este programa a los países del Triángulo Norte de Centroamérica.
El programa federal ha empleado a más de 2 mil 600 migrantes en la región Soconusco, lo que traduce la alta demanda por parte de los extranjeros para participar en tareas del campo chiapaneco.
Impulsan réplica de Sembrando Vida
Una réplica del programa Sembrando Vida ha llegado desde inicios de este 2021 a Honduras. A través del programa Bono Agrícola, al menos 20 mil hondureños reciban recursos para trabajar sus tierras y brindar empleo a los centroamericanos.
Se trata de un programa bilateral que implementan los gobiernos de México y Honduras, con miras a evitar la migración desde país a Norteamérica.
“Los agricultores podrán generar empleo e ingresos para sus familias, es una forma de frenar que nuestros connacionales se vayan del país, ellos recibirán bonos en efectivo para poder trabajar sus tierras”, señaló el gobierno de Honduras.
Para Lázaro la noticia de la llegada de este programa a su país es un luz de esperanza para poder regresar a su país, donde su familia lo espera.
Las labores del campo junto a su padre le han enseñado que la tierra da frutos y sustento al ser humano, pero si no existe el impulso de los gobierno todo queda en intento.
Ahora, con el impulso de este programa, los hondureños vislumbran que el problema que se ha agudizado en la última década en ese país, comienza a tener un resquicio de solución con las medidas implementadas por el gobierno mexicano.
“Nosotros no queremos visas, queremos trabajar para poder comer y si podemos regresar a nuestro país, eso sería lo mejor que podrá pasarnos, pero nuestro honduras necesita cambiar muchas cosas también”, acotó.