En su mensaje dominical, el obispo de Tapachula Jaime Calderón Calderón, dio a conocer que lo que fue una situación coyuntural de un flujo de migrantes en el 2018 parece que se ha ido constituyendo en un fenómeno ordinario.
Dijo que el flujo humanitario va haciendo más o menos visible dependiendo de las estrategias, afortunadas y desafortunadas que van presentando las autoridades, lo que no significa que no sigan pasando o que no estén entre la población.
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Señaló que en la actual situación se advierte que además del origen de los países de migrantes que se presentaban anteriormente, principalmente de Honduras, Haití, Venezuela, ahora hay una presencia que va en momento de familias enteras de los países del Ecuador y de Nicaragua.
Detalló que el albergue diocesano Belén cuenta actualmente con más de 500 migrantes y de entre ellos son poco más de 200 niños, pero en los demás centros atención y comedores que se ubican en algunas parroquias, de manera especial en la ciudad de Tapachula se constata también un flujo permanente de migrantes en busca de ayuda.
Indicó que ante esta situación la iglesia se pregunta sobre el porqué de una política ambigua; de sumisión frente a quien dicta las reglas de comportamiento y conducción, y al mismo tiempo de deportaciones continúas, asimismo se preguntan del porqué de la lentitud en la atención, ya que los tiempos de las citas se pueden extender desde un mes y medio hasta los 6 meses.
"Es muy claro para nosotros que a estos hermanos nuestros no les interesa permanecer en estas tierras, porque su mente y corazón están en el norte del país y toda esta atención nos preocupa porque muchas personas están a la intemperie y con el auxilio de pocos", abundó.
Finalmente pidió las autoridades competentes, especialmente a los servidores públicos del ámbito federal que amplíen la mirada compasiva hacia los migrantes, puesto que no es suficiente con lo que se está haciendo; sin una política humanitaria que respete los derechos de cada persona no se puede avanzar mucho y además se expone a estos hermanos a la voracidad de algunos que abusan de su condición de vulnerabilidad.