Bertha perdió a sus tres hijos en un operativo implementado por la Guardia Nacional (GN) y el Instituto Nacional de Migración (INM) en Mapastepec.
Cayeron de sorpresa, no le dio tiempo de recuperarlos ni llevarlos consigo, así que ahora lidia con ese malestar, ese dolor.
Bertha no es el único caso. En las redadas implementadas por las autoridades federales, las familias han sido separadas por completo.
Madre e hijo son enviados a Talismán y padre e hija a La Mesilla, situaciones que han sido documentadas por el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova.
La situación se ha replicado en las cuatro caravanas que han sido dispersadas en los últimos 15 días en Chiapas.
El colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el SE Mexicano, señaló que se trata de actos de represión por parte de las autoridades en contra de migrantes y solicitantes de refugio, incluso de periodistas que fueron heridos.
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“En un acto de intimidación y confrontación, vehículos del COMDSHR y prensa fueron encapsulados”, señaló.
Aunque no hay una cifra oficial, a los organismos defensores les preocupa la situación que incurre al momento de estos violentos operativos, que evitan contener a las caravanas que van en marcha por el sur de Chiapas.
La separación de familias propicia que menores de edad no sean reintegrados a sus familias o núcleos centrales sociales, lo que genera aún más migración irregular y asentamientos humanos en la frontera sur donde infantes son vulnerables.
“Se han perdido niños y niñas que en los operativos quedan a la deriva y ya no son reintegrados a sus senos familiares, eso sin duda es una catástrofe social”, ha dicho este jueves el activista Luis García Villagrán.
El sábado próximo, una caravana migrante, la quinta, estaría saliendo de Tapachula con rumbo al centro del país, eso si los militares y agentes migratorios los dejan pasar